Ante su cuerpo, en el último día de capilla ardiente antes del funeral de este jueves, se han visto personas emocionadas que se secaban las lágrimas, se arrodillaban y se persignaban con la señal de la cruz en muestra de profundo respeto.
Maritza, de 46 años, viene de Colombia y estaba en Roma "de casualidad" cuando se enteró del agravamiento de las condiciones de salud del papa emérito. "Me puse a rezar en cuanto vi que el Papa Francisco anunciaba que estaba muy enfermo", ha explicado en declaraciones a Europa Press.
Detrás de ella, un grupo de monjas mexicanas, del Sagrado Corazón de Jesús de Jalapa (Veracruz), han rezado los pies del papa emérito. Una de ellas, Irma, se ha arrodillado a los pies de Benedicto XVI visiblemente conmovida: "He podido rezar por mi familia junto a él, ha sido inolvidable". Por indicaciones de la gendarmería del Vaticano, las personas que quieren saludar a Benedicto XVI solo pueden estar una media de 10 segundos.
Por su parte, Marlisis, originaria de Estados Unidos, pero actualmente residente en Florencia donde está estudiando un máster, ha explicado que aunque era muy pequeña cuando el entonces cardenal Joseph Ratzinger fue elegido pontífice en 2005, lo venera por su valor intelectual: "Supo conjugar fe y razón como ningún teólogo antes lo había hecho".
De la misma opinión es Javier, un sacerdote valenciano: "Fue un hombre de fe sólida y viva que ha dejado un patrimonio espiritual magnífico a toda la Iglesia". A su lado, José, sacerdote de Alicante añade: "En sus escritos nos enseña que la fe y la razón van siempre juntas".
En las inmediaciones de la plaza de San Pedro el trasiego es continuo. La gran Via della Concilazione, que lleva a la famosa Plaza de San Pedro, está acordonada y delimitada con las vallas que indican las diferentes filas. Los puestos de 'souvenirs' han preparado estampitas, rosarios e imanes de Benedicto XVI. "He vendido más estampas en estos tres días que en los casi diez años que el Papa emérito vivió retirado", ha explicado Stefano que regenta uno de estos puestos ambulantes.
El cierre de la capilla ardiente este miércoles, que ha permanecido abierta tres días y no nueve como es habitual ante la muerte de un pontífice, marcará el último adiós a Benedicto XVI con un rito que culminará este jueves con el funeral oficiado por Francisco.