MADRID, 31 (EUROPA PRESS)
Al menos doce miembros de las fuerzas de seguridad de Burkina Faso, incluidos dos 'voluntarios' reclutados para reforzar la lucha antiterrorista, y un civil murieron el lunes en un ataque perpetrado por personas armadas no identificadas en la localidad de Falangoutou, en la región de Sahel (norte), según han confirmado las autoridades de país africano.
El Ejército burkinés ha indicado en un comunicado que "elementos residuales de grupos armados que operaron en la zona" lanzaron un ataque contra la localidad y ha resaltado que "gendarmes y voluntarios dieron muestra de anticiparse para impedir una masacre de la población y respondieron valientemente al ataque".
"Desgraciadamente, pagaron un alto precio", ha apuntado, antes de agregar que cinco gendarmes resultaron heridos y diez han sido dados por desaparecidos. Asimismo, ha subrayado que 15 "terroristas" murieron en los enfrentamientos, al tiempo que ha trasladado sus condolencias a los familiares de los agentes muertos en el ataque.
Por su parte, el gobernador de la región de Cascades (suroeste) ha confirmado el hallazgo de 15 cadáveres en la localidad de Linguekoro tras un ataque perpetrado el domingo por un grupo armado no identificado. Las víctimas viajaban en dos vehículos que fueron interceptados por los atacantes, que liberaron a ocho mujeres y un hombre antes de ejecutar a 15 hombres adultos, según ha recogido el portal burkinés de noticias Burkina 24.
"En nombre del gobierno, el gobernador de la región de Cascades expresa su compasión y solidaridad a las familias enlutadas e invita a la población a aumentar la colaboración con las fuerzas de defensa y seguridad, que siguen decididas, junto a los Voluntarios para la Defensa de la Patria, a continuar el combate hasta la victoria de nuestro pueblo frente a todos sus enemigos", ha zanjado.
Burkina Faso, gobernado por una junta militar desde el golpe de Estado de enero de 2022 contra el entonces presidente, Roch Marc Christian Kaboré, ha experimentado un aumento de la inseguridad desde 2015. La junta está ahora encabezada por Ibrahim Traoré, quien protagonizó en septiembre una asonada que fue considerada un 'golpe palaciego' contra el hasta entonces líder, Paul-Henri Sandaogo Damiba.
Los ataques, obra tanto de la filial de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región, han contribuido también a incrementar la violencia intercomunitaria y ha hecho que florezcan los grupos de autodefensa, a los que el Gobierno burkinés ha sumado a 'voluntarios'. El deterioro de la seguridad ha provocado una oleada de desplazados internos y refugiados hacia otros países de la región.
