MADRID, 6 (EUROPA PRESS)
Científicos del Instituto de Zoología y del Instituto de Células Madre y Medicina Regenerativa de Pekín de la Academia China de Ciencias creen que este hallazgo abre la perspectiva de futuras investigaciones que podrían romper los límites físicos de velocidad de los movimientos normales de brazos y piernas humanos.
Tradicionalmente, los músculos superrápidos sólo se han encontrado en algunas partes oscuras de la anatomía animal, como las alas de los colibríes, la cola de las serpientes de cascabel y la laringe de los murciélagos. Mientras que los músculos de contracción rápida -los que utilizan los atletas para actividades como el sprint- están muy extendidos en las extremidades de los mamíferos, hasta ahora sólo se habían identificado músculos superrápidos en una parte de la anatomía humana y de los mamíferos: los músculos extraoculares que controlan el movimiento rápido de los ojos.
"Hemos logrado esta hazaña optimizando una nueva tecnología denominada imagen metabolómica unicelular", afirma en un comunicado el profesor Ng Shyh Chang, autor principal del estudio.
Los investigadores utilizaron esta nueva tecnología para estudiar células en cortes congelados de músculos de patas de ratón. Descubrieron que algunas de estas células contenían firmas metabólicas, es decir, grupos de sustancias bioquímicas producidas durante el metabolismo celular, que normalmente sólo se encuentran en los músculos superrápidos.
Las células superrápidas de las patas de ratón, que mostraban una gran cantidad de metabolitos y genes asociados al entrenamiento físico, también contenían firmas metabólicas parecidas a las de los músculos oxidativos, es decir, los músculos resistentes a la fatiga que se utilizan para ejercicios de resistencia como los maratones.
Los científicos plantearon la hipótesis de que, con la estimulación neuronal repetida, las patas de ratón habían empezado a formar pequeñas cantidades de músculos superrápidos similares a los que controlan los movimientos oculares humanos.
Con estos conocimientos, los científicos podrían desbloquear una amplia gama de intervenciones terapéuticas que superen los límites físicos de lo que pueden lograr las extremidades humanas.
La investigación se publica en la revista Science Advances.