Los estragos humanitarios siguen patentes en el noroeste de Siria un mes después de los terremotos

MADRID, 6 (EUROPA PRESS)

El noroeste de Siria lucha a duras penas por recuperarse de los destrozos causados por los terremotos del 6 de febrero, con nuevos problemas para cuatro millones de personas que ya vivían en una de las zonas más necesitadas de ayuda humanitaria de todo el mundo, como atestiguan las organizaciones internacionales sobre el terreno.

La ONU estima que las viviendas de 2,7 millones de personas sufrieron algún tipo de daño por los temblores. Más de 500.000 se vieron obligadas a dejar sus hogares en uno de los países que ya antes de los terremotos tenía una de las mayores tasas de desplazados internos de todo el mundo --6,8 millones en total--.

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Las organizaciones coinciden en que los terremotos no son más que un nuevo capítulo trágico para un país que lleva más de una década inmerso en una guerra. De hecho, los temblores sacudieron partes controladas por el régimen de Bashar al Assad como zonas dominadas por fuerzas rebeldes, lo que complica incluso verificar una cifra oficial de fallecidos.

La directora del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) en la región, Adele Khodr, advierte de que "a medida que nos acercamos a 12 largos años de conflicto, millones de familias viven al borde del desastre, sintiendo como si el mundo las hubiera olvidado". "Incluso antes de estos terremotos catastróficos, las necesidades humanitarias entre los niños y niñas de Siria eran más altas que nunca", señala en un comunicado.

El responsable del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC) en la región, Carsten Hansen, incide igualmente en que hay "una crisis humanitaria que empeora" a la que ahora se suma un desastre natural. Algunas personas, añade, "sobreviven con una bolsa de pan y comida en lata, que es todo lo que han recibido en este último mes", durante el que al menos sí se ha permitido el envío de ayuda humanitaria.

Raja, por ejemplo, vive junto a su familia bajo una tienda, por primera vez en diez años. Cuenta al NRC que ahora "los niños pequeños hablan de la muerte" y se preguntan: "¿Vamos a morir?". Muchas familias viven ahora en albergues temporales, un salvavidas especialmente para las familias con niños --más de 3,7 millones menores se han visto afectados por los terremotos en toda Siria, según UNICEF--.


Otro de los retos pendientes es el de garantizar el suministro de agua y el buen estado de las redes de saneamiento, apunta el responsable de zona del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Fabrizio Carboni, que avisa del riesgo "temiblemente alto" de que surjan "consecuencias de salud pública devastadoras" como efecto colateral de los seísmos.

También preocupa la salud mental, menos visible pero igual de perjudicial a medio y largo plazo. El director de la respuesta en Siria de World Vision, Johan Mooij, subraya que, al margen de la "destrucción visible" de inmuebles e infraestructuras, hay un "daño mental y emocional" que se ceba especialmente con los niños, que "no son ajenos a traumas persistentes, generalizados y catastróficos".

"Los titulares van desapareciendo, las cámaras se han marchado mientras las pilas de escombros no se han movido, no se han encontrado cadáveres y los niños y niñas, en muchos de los casos, no han podido enterrar a sus padres y seres queridos", lamenta.

Un sirio de 38 años recuerda el día vivido cuando la tierra tembló "muy duro". "Estuvimos buscando cadáveres bajo los escombros desde el amanecer hasta la noche siguiente. La acera frente al hospital estaba llena de cadáveres cubiertos con bolsas negras. Algunas familias murieron y no tenían a nadie que las enterrara", explica.

Ante su familia, intenta contener las emociones, pero él mismo asume en declaraciones a World Vision que su estado psicológico "no es nada bueno". No en vano, carecen de lo más básico: "No soy capaz de proporcionales nada".

MÁS AYUDA


En lo que coinciden todas las organizaciones es en que "el mundo no se puede quedar parado y ver cómo lo sirios pasan hambre, frío y viven como desplazados después de doce años de crisis", como apunta Hansen, del NRC. A 1 de marzo, el plan humanitario impulsado por la ONU no había recibido ni la mitad de los 400 millones de dólares reclamados, a la espera de posibles avances en la conferencia de donantes del 16 de marzo.

Las consideraciones políticas han desempeñado también un papel clave en la respuesta humanitaria en Ucrania, en la medida en que las sanciones internacionales al régimen de Al Assad han lastrado cualquier contacto directo y apenas había pasos establecidos para acceder a la zona noroeste, la más damnificada.

El CICR insta a todas las partes a anteponer las necesidades de la población a cualquier otro tipo de consideración. World Vision reclama que se mantengan abiertos todos los canales de acceso al noroeste de Siria, para que las organizaciones puedan seguir atendiendo a la población local.

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