EEUU: cabilderos ayudaron a suavizar regulaciones bancarias

WASHINGTON (AP) — En aquel entonces parecía una buena idea: demócratas de estados republicanos que enfrentaban desalentadoras perspectivas de ser reelegidos unirían fuerzas con republicanos para reducir radicalmente las disposiciones que regulan a los bancos, demostrando una voluntad de trabajar con el presidente Donald Trump y yendo en contra de muchos en su partido.

Esa coalición improbable votó en 2018 para revertir secciones de una ley de amplio alcance de 2010 diseñada para prevenir una crisis financiera en el futuro. Pero ahora se culpa a esos cambios de contribuir al reciente desplome del Silicon Valley Bank y del Signature Bank, lo cual derivó en una intervención federal y ha azuzado el nerviosismo de que vaya a producirse un contagio más generalizado en la banca.

La reversión se logró por medio de una campaña de cabildeo que costó decenas de millones de dólares, la cual contó con un ejército de cientos de cabilderos y se alimentó con una extensa campaña de contribuciones.

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El episodio ofrece un nuevo recordatorio del poder que ejercen los banqueros en Washington, donde el sector gasta a manos llenas para combatir la regulación y, con frecuencia, contrata a antiguos miembros del Congreso y a su personal para que argumenten que sus bancos no son una fuente de riesgo para la economía.

“La conclusión es que estos bancos hubieran enfrentado un marco de supervisión mucho más estricto bajo la ley… original, pero el Congreso y los reguladores de Trump le dieron un hachazo”, dijo Carter Dougherty, vocero de Americans for Financial Reform, un grupo izquierdista de vigilancia del sector financiero. “Podemos trazar una línea directa entre la desregulación de la era de Trump, impulsada por los cabilderos de los bancos, y el caos de las últimas semanas”.

El presidente Joe Biden le ha pedido al Congreso la autoridad para imponer sanciones más estrictas a los bancos fallidos. El Departamento de Justicia y la Comisión de Bolsa y Valores han iniciado investigaciones. Y los demócratas del Congreso están pidiendo nuevas restricciones a las instituciones financieras.

Pero hasta ahora no hay indicios de que se formará otra coalición bipartidista en el Congreso para volver a implementar regulaciones más estrictas, lo cual deja ver la continua influencia del sector bancario.


Dicha influencia quedó claramente expuesta luego de que los cabilderos de los bancos trabajaron durante dos años para atenuar aspectos de la ley Dodd-Frank de 2010, la cual había impuesto reglamentaciones de peso a los bancos con el fin de reducir el riesgo para los consumidores y obligar a las instituciones a adoptar prácticas más seguras de préstamos e inversiones.

Desde hacía tiempo los republicanos habían querido mitigar el impacto de la Dodd-Frank. Pero en vez de presionar para que hubiese una amplia desregulación, el senador republicano Mike Crapo, que encabezaba la comisión bancaria del Senado, tenía esperanzas de que un enfoque más reducido pudiese atraer apoyo suficiente de demócratas moderados con el fin de poder superar el umbral de maniobras obstruccionistas en la cámara alta, el cual es de 60 votos.

Crapo abordó la idea con los senadores demócratas Jon Tester, Joe Donnelly y Heidi Heitkamp —todos ellos incluidos en las boletas electorales de 2018—, y con Mark Warner. Para el otoño de ese año, el grupo bipartidista se reunía con frecuencia, según una copia de la agenda de la oficina de Tester publicada en su página web del Senado.

Surgió también una estrategia de cabildeo, mediante la cual empresas y grupos comerciales que mencionan específicamente el proyecto de ley de Crapo gastaron más de 400 millones de dólares entre 2017 y 2018, según un análisis que hizo The Associated Press de las revelaciones públicas de cabildeo.

El proyecto de ley fue promocionado entre el público como una especie de alivio regulatorio para la abrumada comunidad de bancos, que ofrecía servicios a agricultores y pequeños negocios. Banqueros comunitarios de todo Estados Unidos volaron a Washington para reunirse en numerosas ocasiones con legisladores, entre ellos Tester, que sostuvo 32 reuniones con funcionarios bancarios de Montana. Directivos de la banca local presionaron a miembros de su delegación legislativa luego de que regresaron a casa.

Pero la medida también incluyó cláusulas solicitadas por bancos medianos que redujeron la supervisión de forma drástica cuando la Reserva Federal de Trump terminó de redactar nuevas regulaciones requeridas para que la propuesta de ley fuese aprobada.


Específicamente, el proyecto de ley suprimió el umbral para los bancos que enfrentaban un régimen estricto de supervisión, el cual incluía pruebas obligatorias de resistencia financiera.

Ese componente que, de hecho, libró a bancos medianos de gran tamaño de una regulación más estricta, se encuentra bajo renovado escrutinio luego del fracaso del Silicon Valley Bank y del Signature Bank, cuyos ejecutivos cabildearon en pro de la reversión de las reglamentaciones en 2018.

“Los cabilderos estaban en todas partes. No podías caminar sin toparte con uno”, les dijo la senadora demócrata Elizabeth Warren —que se opuso vehementemente a la propuesta de ley— a reporteros la semana pasada.

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Se extendieron cheques de campaña. Se quitaron anuncios. Se envió publicidad por correo.

En recompensa por su trabajo, Heitkamp (357.953 dólares), Tester (302.770) y Donnelly (265.349) se convirtieron en los mayores beneficiarios en el Senado de dinero del sector bancario durante la campaña de 2018, según OpenSecrets, un grupo apartidista que rastrea el dinero en la política.

El líder de la mayoría demócrata del Senado, Chuck Schumer, les dio libertad a los miembros para que emitieran su voto en torno a la propuesta de ley, una medida con la que pretendía respaldar la posición electoral de los moderados vulnerables. Pero la estrategia también derivó en una amarga división en la bancada demócrata, y Warren acusó a los moderados de estar haciéndole el trabajo a Wall Street.

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En las horas previas a que la propuesta de ley fuera aprobada en el Senado con 17 votos demócratas, Heitkamp tomó la palabra en la cámara alta para despotricar contra la “diatriba”, la “hipérbole” y la “exageración” de quienes se oponían a la propuesta de ley.

Mientras tanto, Tester se reunió en privado con un grupo de ejecutivos de Bank of America, Citigroup, Discover y Wells Fargo, que asistieron en representación de la Asociación Estadounidense de Banqueros, según la agenda de su oficina, disponible al público.

La Asociación Estadounidense de Banqueros, que ayudó a encabezar la iniciativa, posteriormente pagó 125.000 dólares por una campaña de anuncios para agradecerle a Tester por su papel en la aprobación de la propuesta de ley, según muestran registros.

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Menos de un mes después de que el Senado aprobara la propuesta de ley, Tester se reunió con Greg Becker, director general del ahora quebrado Silicon Valley Bank, según su agenda. Específicamente, Becker cabildeó al Congreso y a la Reserva Federal para que adoptaran un enfoque normativo ligero hacia los bancos de su tamaño. Cabilderos de la firma Franklin Square Group, contratada por el Silicon Valley Bank, donaron 10.800 dólares a la campaña de Tester, según muestran registros.

Heitkamp fue la única integrante del grupo que fue invitada a la ceremonia en la que se firmó la propuesta de ley, y sonreía ampliamente al lado de Trump. Más tarde, Americans for Prosperity, el grupo conservador de base fundado por los multimillonarios hermanos Koch, publicó un anuncio en línea elogiando a Heitkamp por oponerse a su partido.

En una entrevista, Heitkamp rechazó las insinuaciones de que la ley era responsable directamente del derrumbe del Silicon Valley Bank. Sin embargo, reconoció que había una pregunta abierta sobre si las nuevas reglas implementadas por la Reserva Federal después de que la ley fue promulgada podrían haber tenido algo que ver.

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“Estoy dispuesta a examinar el argumento de que esto tuvo algo que ver con ello”, dijo Heitkamp, y añadió: “Creo que ustedes hallarán que (la Fed) estuvo involucrada en un cierto nivel de supervisión. ¿Por qué eso no funcionó? Esa es la pregunta que se requiere resolver”.

En una declaración que emitió la semana pasada, Tester no abordó de manera directa su papel en la ley, pero se comprometió a “enfrentarse a cualquiera en Washington para asegurar que los ejecutivos de estos bancos y los reguladores rindan cuentas”.

Cam Fine, que encabezó al grupo comercial Banqueros Comunitarios Independientes de Estados Unidos durante la iniciativa para lograr la aprobación de la ley, dijo que, en general, dicha propuesta era un buen proyecto legislativo que ofrecía un alivio muy necesario a los bancos comunitarios que pasaban apuros.

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Pero al igual que cualquier proyecto legislativo de magnitud que pasa por el Congreso, la aprobación final dependía del apoyo de una extensa coalición de intereses, incluidos los de Wall Street y los bancos medianos.

“¿Fue un proyecto legislativo perfecto? No. Pero en Washington hay un refrán añejo: no puedes permitir que la perfección sea la enemiga de lo bueno”, manifestó Fine.

A muchos de los demócratas moderados que apoyaron la medida no les fue tan bien.

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Del grupo principal que redactó la propuesta de ley, sólo Tester fue reelegido. Otros legisladores de estados republicanos que la apoyaron, entre ellos Claire McCaskill y Bill Nelson, perdieron.

Tester volverá a estar en las boletas en 2024. La semana pasada acudió a Silicon Valley para un evento de recaudación de fondos.

Uno de los patrocinadores del evento era socio de un despacho de abogados que trabaja con el Silicon Valley Bank. ___ Sweet reportó desde Nueva York. El periodista de The Associated Press Kevin Freking contribuyó a este reportaje.

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