Lula reconoce 6 áreas indígenas, la mayoría en la Amazonía

BRASILIA (AP) — El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva dio reconocimiento oficial el viernes a casi 207.199 hectáreas (800 millas cuadradas) de tierras indígenas, la mayor parte de ellas en la Amazonía, una medida que pretende proteger la selva de la explotación descontrolada que marcó el gobierno de su predecesor.

Con esta acción, Lula cumple parcialmente sus promesas a los defensores de los indígenas y a los votantes ecologistas que lo llevaron a una apretada victoria el año pasado sobre el presidente derechista Jair Bolsonaro, que había alentado la explotación generalizada de la Amazonía —tanto en forma legal como ilegal— y había prometido no conceder más tierra a los pueblos indígenas.

El territorio sigue bajo jurisdicción del gobierno federal, pero la designación otorga a los pueblos indígenas el derecho a utilizarlo de acuerdo con sus tradiciones. Las actividades mineras están prohibidas, y la agricultura comercial y la tala requieren autorizaciones específicas. Además, se prohíbe a las personas no indígenas realizar cualquier actividad económica en las tierras que cuentan con el reconocimiento.

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Kleber Karipuna, coordinador ejecutivo de la organización de pueblos indígenas Apib, señaló que era un cambio bien recibido luego de cuatro años de amenazas e invasiones a los territorios indígenas durante el gobierno de Bolsonaro.

“Para nosotros es un proceso de reinicio muy significativo”, declaró. “Por supuesto que sigue habiendo otros territorios en los que se pueden hacer avances”.

La selva de la Amazonía, que ocupa una superficie del doble que la India, retiene enormes cantidades de carbono y es un amortiguador crucial contra el cambio climático. Estudios han mostrado que los bosques controlados por indígenas son los que están mejor preservados en la Amazonía brasileña.

Pero durante la presidencia de Bolsonaro la deforestación se incrementó a su mayor nivel en 15 años, y la destrucción fue causada en su mayor parte por mineros ilegales y ladrones de tierras. La destrucción en el este de la Amazonía ha sido tan amplia que se ha convertido en una fuente de emisiones de carbono, en lugar de un sitio de absorción.


Las designaciones otorgadas el viernes no garantizan la protección de la selva tropical, y aliados de Bolsonaro siguen gobernando la mayoría de los estados que comprenden la Amazonía. Pero Lula ha mostrado la disposición de sustentar sus palabras con acciones. En febrero, agentes armados del gobierno empezaron a expulsar a los mineros de oro ilegales del territorio del pueblo indígena yanomami en el extremo noroccidental de la Amazonía brasileña.

Los seis territorios recién reconocidos suman una superficie mayor que la de Los Ángeles y Nueva York juntas. Lula lo anunció ante una multitud que coreaba cánticos en el Campamento Tierra Libre, ubicado en la explanada principal de la capital Brasilia. Durante una semana cada año, indígenas de diversas etnias se reúnen allí para bailar, cantar, vender artesanías y realizar manifestaciones políticas.

“Vamos a legalizar las tierras indígenas. Es un proceso que toma algo de tiempo, porque tiene que pasar por varias manos”, dijo Lula. “No quiero que ningún territorio indígena quede sin demarcación durante mi gobierno. Ese es el compromiso que asumí con ustedes”.

Para algunos pueblos indígenas, el anuncio del viernes fue decepcionantemente pequeño en cuanto a hectáreas. El país tiene 733 territorios con casos de demarcación pendientes ante el gobierno federal. Los territorios recién reconocidos representan apenas el 6% de esa cifra, de acuerdo con el Instituto Socioambiental, una organización sin fines de lucro.

En enero, el gobierno de Lula había prometido crear 14 territorios nuevos en el corto plazo.

Entre las tierras que no fueron incluidas está el territorio de Barra Velha, del pueblo indígena pataxó, en el estado sureño de Bahía. Renato Atxuab, un líder pataxó, declaró que “este gobierno que apoyamos, que ayudamos a construir” debe demarcar las tierras de los pataxó lo antes posible para evitar invasiones de personas externas.


Según Atxuab, ya hay conflictos con la agroindustria y los invasores de tierras, y los narcotraficantes también se han introducido en el territorio.

Atxuab dijo que se ha reunido con la ministra de Pueblos Indígenas —un cargo de nueva creación en el gobierno de Lula_, pero que no le han dado ninguna fecha para la demarcación de sus tierras.

La mayor área nueva se encuentra en el estado de Amazonas. El Territorio Indígena Uneiuxi, del pueblo Nadöb, se ha ampliado un 37%, a 554.000 hectáreas (2.100 millas cuadradas) de selva primaria. Se encuentra en una zona remota: desde la aldea principal se requieren cuatro días para llegar a la ciudad más cercana en una lancha de motor de baja potencia, el medio de transporte más común en la región.

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“La demarcación hará que el pueblo Nadöb se sienta seguro y protegido dentro de nuestro territorio. Allí es donde vivimos, pescamos, cazamos y recogemos frutos. Queremos seguir allí, como nuestros antepasados”, dijo el jefe Eduardo Castelo, de 45 años, a The Associated Press en una entrevista telefónica. “No queremos el impacto de los blancos sobre nuestro territorio”.

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La cobertura climática y ambiental de The Associated Press recibe el apoyo de varias fundaciones privadas. La AP es la única responsable de todo el contenido.

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