Con los estallidos y las detonaciones de la guerra en Ucrania de fondo, decenas de residentes de una isla ubicada en el río Dniéper evacuaron el martes en camiones militares o balsas para escapar de las inundaciones que causó la ruptura de una presa río arriba.
El ladrido de los perros abandonados empeoró el estado de ánimo de quienes eran puestos a salvo. A bordo de una de las balsas, una mujer sujetaba la cabeza de su descorazonada hija. Un camión militar que quedó atascado en las crecidas aumentó los niveles de pánico mientras las cuadrillas de la Cruz Roja intentaban llevar a cabo una evacuación ordenada.
Nadie sabía qué tan alto llegarían las aguas que corrían a toda prisa por el enorme boquete de la presa Kajovka, o si las personas y mascotas escaparían con vida.
La evacuación apresurada en embarcaciones y camiones militares desde un vecindario isleño en la ciudad de Jersón, en el sur de Ucrania, fue un nuevo ejemplo del caos humano que provoca la guerra.
Las autoridades ucranianas acusaron a las fuerzas rusas de destruir intencionalmente la presa. Rusia, por su parte, atribuyó el hecho a recientes ataques militares ucranianos.
Funcionarios de ambos bandos señalaron que la enorme ruptura no había dejado víctimas civiles, y la evacuación apresurada fue con el objetivo de mantener el saldo blanco.
El vecindario isleño se encontraba en una zona residencial en la trayectoria directa de la catástrofe del martes, la cual los expertos anticipan que se desarrolle durante varios días a medida que las aguas descontroladas del embalse fluyen hacia el mar Negro.
Te puede interesar: ¿Qué pasará ahora tras la ruptura de una presa en Ucrania?
Podrían pasar varios días antes de conocer la magnitud real del desastre.
A primeras horas de la mañana, antes de la llegada de las inundaciones, muchos de los residentes intentaron quedarse en sus casas. Pero a medida que aumentaba el nivel en las calles, el cual alcanzó casi la parte superior de las paradas de autobús o el segundo piso de las casas, equipos de la guardia nacional y cuadrillas de emergencia se desplegaron para rescatar a las personas que quedaron varadas.
Algunos se encontraron flotando bajo las vigas de sus casas a medida que el nivel del agua aumentaba. El espacio en los autobuses era limitado y el intento de remolcar dos balsas detrás de uno salió mal cuando las sogas se rompieron. Un hombre aventó a su pastor alemán desde el techo del camión atascado hacia otro vehículo. Algunos residentes se aferraban a otros para evitar caer al agua.
Según las autoridades, alrededor de 22 mil personas viven en las zonas de riesgo de inundaciones en las áreas bajo control de Rusia en la cuenca oriental del río, mientras que otras 16 mil habitan en zonas más críticas de territorio bajo control de Ucrania, en el lado oeste, como las que fueron evacuadas el martes.
Naciones Unidas señaló que al menos 16 mil personas ya han perdido sus casas y ya se llevan a cabo labores para proporcionar agua, dinero y asistencia legal o psicológica para los afectados. Las evacuaciones en el lado del río bajo control de Ucrania llevaban a las personas a otras ciudades como Mykolaiv y Odesa, en el oeste del país.
“Mientras pueblos y aldeas río abajo del Dniéper quedan sumergidas, el costo humano y ambiental de la destrucción de la presa Kajovka es un enorme desastre humanitario, y la comunidad internacional debe unirse para llevar a los responsables ante la justicia”, señaló la directora regional de Amnistía Internacional para Europa del Este, Marie Struthers.
El portavoz de la ONU, Stephane Dujarric, dijo que se proyecta que la inundación que provocó la ruptura de la presa “tenga consecuencias severas y a largo plazo en la situación humanitaria en la zona”, como el movimiento de minas y explosivos hacia nuevas áreas.