NIAMEY, Níger (AP) — Las naciones vecinas están imponiendo sanciones económicas por un golpe de Estado la semana pasada que derrocó al gobierno de uno de los últimos socios democráticos de Occidente en el combate a los extremistas islámicos en África Occidental, y las familias de uno de los países más pobres del mundo podrían pagar el precio.
En la capital de Níger, muchas personas viven en refugios improvisados armados con tablas de madera, sábanas y lonas de plástico debido a que no pueden pagar un alquiler. A diario salen para intentar ganar el dinero suficiente con el fin de alimentar a sus hijos.
Salou Hassan y su familia viven en una choza de dos habitaciones al costado de un camino, junto con otras 140 personas. La familia duerme sobre tablas de madera cercanas al suelo, sin electricidad ni agua potable, y se baña en duchas públicas.
“La parte más difícil es encontrar comida para mis hijos”, dijo el lunes Hassan, cuyos hijos tienen 5 y 6 años de edad.
Hassan, de 30 años, vende agua casa por casa, lo que le deja unos 6 dólares al día cuando le va bien. Su carretilla se rompió y no tiene los casi 70 dólares que necesita para arreglarla. Su esposa barre puestos en el mercado central y gana menos de la mitad que Hassan.
Hassan apenas se había enterado de que el presidente del país fue derrocado.
“Busco dinero para comida para mi familia”, comentó.
Mientras tanto, los países vecinos de Níger amenazaron con emprender una intervención armada contra la junta militar dirigida por el jefe de la guardia presidencial, aunque algunos analistas dicen que la posibilidad de que el organismo regional consiga enviar soldados es pequeña.
Tanto Estados Unidos como Francia han enviado soldados y cientos de millones de dólares en ayuda militar y humanitaria en los últimos años a Níger, que fue una colonia francesa hasta 1960. El país era considerado el último socio principal para oponerse al extremismo en una región francófona donde la oposición a Francia allanó el camino para el ingreso del Grupo Wagner, una fuerza militar privada rusa.
Después de que los vecinos Mali y Burkina Faso expulsaron a las fuerzas armadas francesas, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, visitó Níger en marzo para reforzar las relaciones y anunciar 150 millones de dólares en ayuda directa, señalando que el país era un “modelo de democracia”.
Sin embargo, desde el golpe de Estado que destituyó al presidente Mohamed Bazoum, la gente ha portado banderas rusas y elogiado a dicho país en manifestaciones a favor de la junta militar.
Por su parte, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental, conocida como CEDEAO, anunció el domingo sanciones económicas y de viaje contra Níger debido al golpe de Estado, y dijo que haría uso de la fuerza si los líderes golpistas no reinstauraban a Bazoum en una semana como máximo.
Desde la década de 1990, el bloque de 15 naciones ha intentado sin éxito proteger a las democracias contra la amenaza de golpes de Estado, con resultados mixtos.
Níger depende fuertemente de ayuda extranjera, y las sanciones podrían empobrecer aún más a sus más de 25 millones de habitantes. La CEDEAO suspendió todas las transacciones comerciales y financieras entre sus países miembros y Níger, y congeló todos los activos nigerinos en los bancos centrales de la región.
Las sanciones podrían resultar desastrosas y Níger necesita encontrar una solución para evitarlas, dijo el domingo el primer ministro, Ouhoumoudou Mahamadou, a la emisora francesa Radio France Internationale.
“Cuando la gente dice que hay un embargo, las fronteras terrestres se cierran, las fronteras aéreas se cierran; es extremadamente difícil para la gente... Níger es un país que depende mucho de la comunidad internacional”, señaló.
Cuatro países están dirigidos por gobiernos militares en África Central y Occidental, donde se han producido nueve golpes de Estado exitosos o fallidos desde 2020.
En la década de 1990, la CEDEAO intervino en Liberia durante su guerra civil, uno de los conflictos más sangrientos de África y uno que dejó a muchos sintiéndose recelosos de intervenir en conflictos internos. En 2017, el bloque intervino en Gambia para evitar que el predecesor del nuevo presidente, Yahya Jammeh, impidiera el traspaso de poder. Unos 7.000 soldados de Ghana, Nigeria y Senegal ingresaron al país, según el Observatorio Global, que proporciona análisis sobre asuntos de paz y seguridad. En general, se consideró que la intervención cumplió su misión.
Si el bloque regional emplea la fuerza, ello podría desencadenar violencia no sólo entre Níger y las fuerzas de la CEDEAO, sino también entre civiles partidarios del golpe y los que se oponen, señalaron analistas de Níger.
Aunque es poco probable, "las consecuencias para la población civil de un enfoque de este tipo, si los golpistas optan por la confrontación, serían catastróficas”, dijo Rida Lyammouri, investigador del Policy Center for the New South (Centro de Políticas para el Nuevo Sur), un centro de estudios con sede en Marruecos.
Lyammouri no cree que “se produzca una intervención militar debido a la violencia que podría desencadenar”.
Blinken elogió el domingo la determinación de los dirigentes de la CEDEAO para“defender el orden constitucional en Níger” tras el anuncio de las sanciones, y se unió al bloque en la exigencia de que se libere de inmediato a Bazoum y su familia.
La junta militar, que se hizo del poder el miércoles cuando miembros de la guardia presidencial rodearon la casa de Bazoum y lo detuvieron, ya está tomando medidas enérgicas contra el gobierno y las libertades civiles.
El domingo por la noche arrestó a cuatro funcionarios del gobierno, incluido al ministro de petróleo e hijo de un expresidente; al ministro de educación; al ministro de minas, y al presidente del partido al que pertenece el presidente. Los arrestos fueron reportados a The Associated Press por parte de una persona cercana al mandatario, quien no estaba autorizada para hablar sobre la situación, y de un analista nigerino que no quiso ser nombrado por temor a represalias.
El mismo domingo, el portavoz de la junta militar, el coronel mayor Amadou Abdramane, prohibió el uso de redes sociales para difundir mensajes que, señaló, eran perjudiciales para la seguridad del Estado. Alegó también, sin proporcionar evidencia, que el gobierno de Bazoum había autorizado a los franceses llevar a cabo ataques para liberarlo.
Observadores creen que Bazoum está detenido en su casa de la capital, Niamey. Las primeras fotografías de él desde el golpe de Estado se dieron a conocer el domingo por la noche. En ellas aparece sentado en un sillón, sonriendo junto al presidente de Chad, Mahamat Deby, quien había viajado a la nación para fungir como mediador entre el gobierno y la junta militar.
En víspera de la decisión de la CEDEAO el domingo, miles de simpatizantes de la junta militar salieron a las calles de Niamey. Durante la marcha criticaron a Francia, ondearon banderas rusas y carteles en los que se leía “Abajo Francia”, dieron muestras de apoyo al presidente ruso Vladímir Putin, y pidieron a la comunidad internacional que no se entrometa. Hasta el momento no ha habido una explicación clara del porqué se expusieron los símbolos rusos, pero aparentemente el país parece haberse convertido en un símbolo de sentimientos antioccidentales entre los manifestantes. Los inconformes también quemaron una puerta y rompieron ventanas de la embajada francesa. Posteriormente el ejército nigerino los dispersó.
Francia dijo el lunes que el presidente Emmanuel Macron está siguiendo de cerca la situación en Níger y ha hablado sobre la crisis con líderes regionales y socios europeos e internacionales.