ATENAS (AP) — La organización Médicos Sin Fronteras dice que a lo largo de los últimos dos años ha recibido 50 testimonios de migrantes sobre la “práctica recurrente” de presuntas deportaciones secretas, ilegales y frecuentemente brutales a Turquía desde dos islas griegas.
MSF dijo en un informe emitido el jueves que, según los testimonios, los regresos forzados fueron obra de oficiales griegos uniformados o individuos enmascarados.
Otras ONG, activistas y las autoridades turcas han hecho denuncias de hechos similares en el mar Egeo y en la frontera con Turquía.
Atenas ha negado enérgicamente la práctica de los llamados “pushbacks”, o devoluciones forzadas. Dice que su guardia costera ha salvado a cientos de miles de migrantes del Medio Oriente y África que llegan en pequeños botes desde Turquía.
Grecia dice que debe proteger sus fronteras, que también son de la Unión Europea, de la inmigración ilegal masiva. En marzo de 2020, Turquía abrió sus fronteras con la UE y alentó activamente a los migrantes que fueran a Grecia.
MSF dijo el jueves que, en un caso, migrantes denunciaron que dos personas —una de ellas una mujer embarazada— presuntamente murieron frente a Samos cuando remolcaban su bote a gran velocidad hacia aguas turcas.
“Como organización médica y humanitaria, no podemos callar frente a la escala excepcional y la gravedad de la violencia denunciada a nuestros equipos” en Lesbos y Samos, dijo MSF. “Añadió que la no asistencia (a los migrantes), la violencia y los pushbacks se han convertido en parte integrante de un sistema de manejo de la frontera” en las dos islas.
Lesbos y Samos, que son puntos clave de desembarco de migrantes que llegan desde Turquía, son las únicas islas griegas donde MSF tiene actividad.
Como resultado, advirtió MSF, los migrantes optan por viajes más largos con un riesgo mayor de penurias o muerte. En los últimos años se ha registrado un gran aumento de yates atestados de migrantes que parten de Turquía, rodean el extremo sur de Grecia y van hacia Italia.
