IDLIB, Siria (AP) — Las fuerzas del gobierno cañonearon una aldea del noroeste de Siria, causando la muerte de al menos 10 personas, siete de ellas niños, que cosechaban aceitunas, informaron paramédicos y familiares de las víctimas.
El cañoneo a la aldea de Qawqafeen, en la provincia de Idlib, es la violación más reciente de una tregua acordada por Turquía y Rusia en marzo de 2020. Los dos países respaldan bandos rivales en el conflicto civil sirio, que en 12 años ha causado cerca de medio millón de muertes.
Autoridades sirias no han hecho declaraciones sobre el ataque.
Cientos de personas han muerto o sufrido heridas en años recientes en las violaciones de una tregua que puso fin a meses de una ofensiva del gobierno respaldado por Rusia contra la provincia noroccidental de Idlib, el último baluarte rebelde importante en Siria.
Los informes sobre el cañoneo provinieron del Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, y la Defensa Civil Siria, también conocida como Cascos Blancos —ambos organismos de la oposición.
Cascos Blancos indicó que brindó atención médica a una mujer herida y entregó cadáveres a sus familias.
Omar Qadda, cuyo primo Abdallah Saeed murió en el ataque junto con los hijos de Saeed, su hermana y los hijos de su hermana, dijo que estaba cerca del lugar cuando los proyectiles cayeron y se apresuró a llegar.
“No se lanzó ningún ataque desde nuestra zona”, aseveró. “Eran civiles y niños”.
Munir Mustafa, subdirector de defensa civil, subrayó que los servicios de emergencia han detectado una escalada en los ataques lanzados por las fuerzas gubernamentales desde octubre, incluso contra agricultores.
“Atacar a los agricultores e impedirles recoger sus cosechas o cultivar sus tierras es un indicador peligroso para... la seguridad alimentaria en el noroeste de Siria”, afirmó.
La escalada en el noroeste de Siria comenzó con un ataque con aviones no tripulados a principios de octubre contra la Academia Militar de Homs que mató a 89 personas, entre ellas 31 mujeres y cinco niños. Ningún grupo se atribuyó la responsabilidad del ataque, pero el ejército sirio acusó a los insurgentes de llevarlo a cabo y, en represalia, lanzó una brutal campaña de ataques aéreos en zonas controladas por la oposición en el noroeste de Siria.
En Idlib residen más de 4 millones de personas, muchas de ellas desplazadas por el conflicto que estalló en marzo de 2011. La guerra civil desplazó a la mitad de la población de preguerra de 23 millones y arrasó con grandes zonas del país.