La erupción volcánica que comenzó el lunes por la noche en Islandia ha evolucionado y, tras abarcar la práctica totalidad de una fisura de unos cuatro kilómetros, se concentra ahora en el centro de la grieta.
Las autoridades han declarado el estado de emergencia por la erupción cerca de la ciudad de Grindavik (península de Reykjanes), en la costa suroeste de la isla. La localidad ya había sido evacuada el 10 de noviembre y todas las carreteras que conectan con ella permanecen cortadas.
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La sismicidad ha disminuido en las últimas horas y la actividad volcánica se concentra en la parte central de la fisura que se abrió el lunes, por donde brota ahora la mayor parte del magma que permanecía concentrado en un túnel subterráneo, según la televisión pública RUV.
El gobierno ha aclarado que no existe riesgo de daños personales ni tampoco se han generado incidencias en el transporte aéreo y de la misma forma mantiene la recomendación a todos los ciudadanos de no acercarse a la zona.
La erupción comenzó a las 22:17 hora local luego de una serie de minisismos (sic) en el cráter de Sundhnjúka, por lo que se ha procedido a evacuar toda la zona, según ha informado el diario islandés ‘Fréttabladid ‘.
La longitud estimada de la fisura es de unos 3.5 kilómetros, considerablemente superior al de anteriores erupciones, y la velocidad del flujo de lava es de entre 100 y 200 metros cúbicos por segundo, lo que supone también un notable incremento en comparación con otras erupciones ocurridas en la península durante los últimos años.
Por su parte, el ministro de Exteriores islandés, Bjarni Benediktsson, aseguró que no se han interrumpido vuelos ni hacia ni desde Islandia, y que el tráfico aéreo internacional permanece abierto.
Según datos de la Oficina Meteorológica de Islandia, la actividad sísmica se está desplazando hacia el sur, por lo que la erupción podría extenderse en la dirección de Grindavik.