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UNAM: Magma puede brotar en cualquier momento por enjambre de sismos en Michoacán

Científicos de la UNAM intensifican la vigilancia ante enjambres sísmicos que podrían desencadenar la emergencia de magma cerca del volcán Tancítaro

Los enjambres sísmicos en Michoacán, especialmente en la zona cercana al volcán poligenético Tancítaro, podrían dar lugar a la emergencia de magma en la superficie. Ante esta posibilidad, científicos de la UNAM han intensificado la vigilancia en la región.

Denis Legrand, investigador del Departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica (IGEF), subrayó la importancia de monitorear estos sismos, especialmente sus profundidades, y advirtó que si la sismicidad se registra a menos de 8 kilómetros de profundidad, donde se originan los sismos, el magma podría ascender rápidamente.

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Según un reciente estudio del IGEF, el área cercana al volcán Tancítaro, actualmente inactivo, destaca por ser una de las regiones con mayor densidad de volcanes monogenéticos. Este lugar se considera una probable candidata para el surgimiento de un nuevo volcán de este tipo.

Al respecto, Legrand distinguió entre dos tipos de volcanes: los poligenéticos, que erupcionan múltiples veces, y los monogenéticos, que tienen una única erupción. La región entre los volcanes Tancítaro y Paricutín, donde se han registrado más de 100 mil sismos en 2020, alberga más de mil 200 volcanes monogenéticos, siendo el Paricutín el más reciente.

¿Qué es un enjambre sísmico?


El término “enjambre” se refiere a pequeños sismos o microsismos que pueden ser detectados con estaciones sensibles y cercanas. Aunque la mayoría de estos eventos son imperceptibles para la población, los más grandes pueden generar inquietud en la comunidad.

Legrand destaca que, en los últimos 25 años, se han registrado al menos seis enjambres sísmicos en la región, indicando la presencia de una cámara de magma a una profundidad de 8 a 15 kilómetros. Ante esto, se decidió instalar una estación sismológica en diciembre de 2019, en los lugares donde se habían registrado movimientos en 1997, 1999 y 2006.

Aunque la última erupción del Tancítaro ocurrió hace 240 mil años, mientras que el Paricutín tuvo actividad de 1943 a 1952, Legrand subrayó que, durante los últimos 25 años, el magma ha intentado alcanzar la superficie, generando estos enjambres sísmicos. La continuidad de la actividad, aunque menor, hace necesario un monitoreo constante para comprender mejor estos fenómenos y anticipar posibles eventos volcánicos.

“Hace 25 años que el magma intenta llegar a la superficie, pero no se sabe cuándo lo logrará. A cada intento se generan enjambres de sismos que todavía son profundos, entre 8 y 15 km de profundidad. Por eso es muy importante seguir monitoreando las profundidades de estos sismos, y si vemos que empiezan a ser más superficiales significaría que el magma llega más alto”, detalló.

Recientemente, con apoyo de la Coordinación de la Investigación Científica de la UNAM, se instaló una estación permanente al sur del volcán Tancítaro, que ahora monitorea de forma continua el lugar, apuntó.Tres semanas después se empezó a registrar el enjambre de 2020, que duró más de dos meses.


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