Opinión

La vida en carne y hueso: Después de medio siglo, todavía hay mujeres sin votar

Nueve mujeres salieron a emitir su voto en la comunidad de Ocotequila, Guerrero, fueron agredidas y amenazadas por los hombres.

Cada 17 de octubre las mujeres mexicanas celebramos que desde hace 68 años podemos votar y ser votadas, sin imaginar que en el México contemporáneo hay mujeres que tienen prohibido este derecho.

Por increíble que parezca en nuestro país debido a los usos y costumbres las mujeres siguen sin hacer efectivo un derecho constitucional, un derecho que no debería estar sujeto a los intereses patriarcales.

Por ende, no podemos seguir celebrando que las mujeres en México podamos votar y ser votadas, si algunas de nosotras todavía, a más de 67 años, siguen sin hacerlo.

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La noticia de que nueve mujeres de la comunidad Ocotequila en Guerrero, no puedan votar porque lo tienen prohibido, nos regresa al siglo pasado.

El domingo 2 de enero de este año, las nueve mujeres salieron a emitir su voto por un nuevo comisario municipal. Al acudir a las urnas fueron agredidas y amenzadas por los hombres de la comunidad por intentar violar los usos y costumbres que impiden a las mujeres ejercer el derecho al voto.

Las ironías de la vida, de acuerdo con cifras oficiales, en Ocotequila su población está confirmada por más mujeres (833) que hombres (731), y sin embargo, no pueden votar.

Antonia Ramírez, de 33 años, en entrevista con Milenio, explicó que ella fue la encargada de exponer en sus redes sociales que en la elección ni ella, ni ninguna mujer de la comunidad pudieron participar por ser mujeres.


“Sabíamos que nos iban a decir que no, y antes de que fuéramos, algunos hombres vinieron acá, parientes de las señoras y les dijeron: ‘no vayan, nomás las van a avergonzar porque no las van a dejar votar, les va a dar mucha pena, después se van a burlar, de que no se les va a permitir votar, porque aquí los que mandamos somos los hombres’”, dijo en entrevista.

Antonia aseguró que han pedido a las autoridades muncipales y federales que se vuelva a reponer la elección, donde las mujeres puedan participar, y no solo es, “ahora vamos a pedir que las mujeres sean candidatas, ¿por qué no?”.

Por separado, el señor Julián Reyes Hernández, representante en esta comunidad, afirmó: “sabemos que las mujeres tienen los mismos derechos que nosotros los hombres, pero que aquí por nuestros usos y costumbres, solo participan los hombres”.

Leer este tipo de declaraciones nos obliga a reflexionar que la lucha por la igualdad, equidad y la defensa de nuestros derechos aún no termina.

Que tenemos que seguir alzando la voz desde nuestra trincheras por mujeres como Antonia, que por ser mujeres tienen prohibido votar.

Garantizar el derecho al voto de las mujeres debe ser una prioridad de quienes hoy como mujeres lesgislamos a favor de nosotras. No podemos permitir que los usos y costumbres estén por encima de la ley, y muchos que el pacto patriarcal se imponga a un derecho constitucional.


Las mujeres tenemos derecho a votar y ser votadas, por lo que quedarnos de brazos cruzados ante un hecho así, sería ser cómplices de quienes ejercen el pacto patriarcal.

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