Por Verónica Corral Berumen
¡Eso me pregunté al despertar!
Apenas hace unos días me di cuenta cómo te has hecho presente en mi vida. Has estado rondando en mi cabeza desde entonces, me pregunto ¿es así el amor? pero no, esto no es amor.
Pensando en ti, estoy descubriendo la reacción que me generas. Es curioso, ya que había oído de ti, de cómo te haces presente y de las sensaciones que provocas. Te manifiestas siempre en tres formas: eres un motor que impulsa, que da fuerza y el coraje suficiente para realizar una hazaña pero, también buscas proteger con la evasión, mostrando y poniendo el dedo en el renglón de los peligros y de los desastres que pueden suceder, así que incitas a huir, a correr y a alejarse; sin embargo, en otras ocasiones, llegas como una roca, pones tanta carga y peso sobre uno que resulta paralizante, aquí tu invitación es a convertirse en una estatua de marfil; uno, dos y tres el que se mueva pierde.
¡Eres sorprendente!, tu apariencia se asemeja al camaleón y resulta confuso reconocerte.
Quién eres tú que tienes tanto poder sobre la forma de pensar, de sentir, de actuar y de responder al propio propósito de vida, incluso a cómo se muestra uno ante los demás. Tú haces que la vida sea color de rosa, envuelta en exquisitos aromas, dulzura y delicadezas cuando te ausentas, pero…, cuando estás aquí, la vida se llena de espinas, recelos, incertidumbre y penurias.
¿En qué momento te atreviste a tomar el control? ¿Quién te permitió ese poder? ¿Cuándo te cedí las riendas de mi vida? o ¿será que... me dejé impresionar por otros caminos haciéndome ciega a las bellezas del elegido y perdiéndome de sus brillos? Ahora puedo ver tu presencia a lo largo de toda mi vida, pero, ¿qué crees apreciado lector? también ha estado en la tuya; solo que resulta difícil verle como un aliado. De hecho, tú, yo, amigos y familia solemos negarle, esconderle, ocultarle y fingir que no está, incluso, me atrevería a decir que son muy pocas las personas que le sonríen y abrazan.
El primer paso de todo proceso es, reconocer y, apenas hace unos días me di cuenta cómo me ha acompañado pretendiendo cuidarme y cómo le he tratado. Así que, si reconocer significa volver a conocer, abrir mi mundo para ir al encuentro de tú mundo, poder nombrarte en todas tus formas con la entereza de ir dejando atrás viejas experiencias para, ahora con una mirada amorosa, más de comprensión y con un sentido de dignidad, puedo, quiero y elijo dar oportunidad a saber más de ti, de cómo te muestras, sin etiquetas ni sentimientos de culpa o vergüenza…
- I will call you
- ring, ring, ring…
- Miedo, ¿estás ahí?
Acompañado de C7 encuentra caminos para abrazarlo o despedirlo, la elección es tuya.
Verónica Corral Berumen
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