Opinión

Viento otoñal

Alinearse con las celebraciones de los equinoccios y solsticios, permite que trabajemos con las fuerzas constructivas de la naturaleza

Alinearse con las celebraciones de los equinoccios y solsticios, permite que trabajemos con las fuerzas constructivas de la naturaleza. Sincronizarse con la fase de energía por la que transcurre la Madre Tierra, nos convierte en un medio para difundir el poder de la Divinidad a través de los actos de nuestro Ser, a través del toque de nuestras manos, de nuestra sonrisa, y a través de nuestra presencia misma.

El inicio del Otoño es el tiempo de la Tierra en el que entramos a lo que en un día de 24 hrs. equivale al atardecer. Todos los pueblos originarios del planeta, desde las civilizaciones antiguas, trabajaban aunados a las fuerzas naturales, y no en su contra, para poder construir culturas que traspasaran el tiempo, y alinearse al poder divino de provisión. El Equinoccio de Otoño se asocia con la cosecha, el recuerdo positivo y la añoranza de tiempos pasados y, con esto, al aprecio y la gratitud por los ancestros.

El Otoño está relacionado con el icosaedro, con el cuerpo emocional y la energía del corazón, con la glándula Timo, en la que se guardan los recuerdos de la infancia, con la amistad, con la intuición, y con el sentido del gusto. Se relaciona con los signos astrológicos de agua: Cáncer, Escorpión y Piscis.

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El Otoño es un excelente momento para limpiar nuestras emociones mediante el perdón, la generosidad, la alegría, la fe y el misticismo. También para estar en familia, reconectar con los buenos amigos, y relacionarnos desde lo más verdadero de nosotros, con quien nos quiera realmente por lo que somos y no por lo que tenemos.

Es un período para utilizar la nostalgia como gratitud y recrear lazos por medio del fuego, de la cocina, de regalarnos momentos de calidad a través de la elaboración culinaria, de la cocina y de compartir la comida. La celebración de los muertos, por ejemplo, es un ritual clásico del tiempo otoñal, y es sumamente acertado y propicio.

El Otoño es un excelente periodo para ofrecer, ofrendar, orar, honrar, y agradecer con humildad; para escuchar cánticos y música sacra, bailar libremente, trabajar con mantras, y dejar fluir la escritura o el dibujo no estructurados, para darle cabida al ejercicio del hemisferio derecho (irracional) del cerebro, y sobre todo, para darle unas vacaciones al ego que cree que lo sabe y lo abarca todo, y dejarse llevar por el corazón, la intuición, y la sabiduría de la voz interior.

Cada estación del año tiene una función en la naturaleza, y es sabio aprovecharla para que, así, la naturaleza le otorgue fuerza de vida a nuestras creaciones. No nos vamos a morir si no fluimos con la energía que trae esta estación del año, pero sí se nos puede ir una muy buena y bonita oportunidad de recomponer lo que tenga que ver con nuestro aspecto emocional, emotivo, y de vínculos entrañables, incluido nuestro vínculo con la Madre Tierra, con lo que creamos como Dios, y con la vida.


Si aprovechamos este tiempo, entonces es probable que lleguemos al invierno como un cristal claro, preparados para el momento del aislamiento, la introspección y la recapitulación, con los menos demonios internos que sea posible. Feliz inicio del hermoso Otoño.

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