Qué trabajo nos ha costado a las y los mexicanos el “desaprender” usos y costumbres que no sólo nos afectan emocional y físicamente, sino que nos mantienen en la pobreza y el estancamiento. Una de ellos, que pudiera considerarse también un hábito, es el vacacionar. No se trata de un lujo inmerecido, sino de un periodo digno para la recuperación y el esparcimiento, tras el ajetreo cotidiano y el estrés que ha traído consigo el siglo XXI.
Vacaciones significa vagancia, levantarte tarde de la cama, ir a cualquier lugar ni siquiera planeado, que el tiempo no sea un factor, convivencia con la familia cercana y más lejana, visitar parientes y amigos. Simplemente ocupar el tiempo de ocio.
Según datos de la propia Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es el país integrante que tiene menos vacaciones con goce de sueldo obligatorias para los trabajadores en sus nuevos empleos, ya que únicamente se les otorgan 6 días. Le siguen tres países con 10 días, muy lejos de la mayoría, que cuentan con más de 20 días de vacaciones.
Esto vuelve monótono el trabajo e insulsas las recompensas. Los días de vacaciones son para resetear la memoria y el interés en el trabajo y, por supuesto, la creatividad explota. Viajar Ilustra.
De igual forma, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que nuestro país tiene un 75% de prevalencia de estrés laboral, arriba de economías más grandes, como Estados Unidos y China, que tienen respectivamente 59% y 73%. En pocas palabras, más de la mitad de nuestra fuerza laboral vive estresada en un ambiente de precariedad.
Como si el no respetar los días de descanso trajera más beneficios…. todo lo contrario, nos resta productividad y empobrece, ya que afecta a nuestra salud física y mental, ello también según recientes criterios diagnósticos de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) de la OMS.
Quizá tuviéramos que hablar de las percepciones de los trabajadores mexicanos, aunque no es el tema por el momento, sabemos que los ingresos de la clase trabajadora mexicana están por debajo en sus percepciones, de al menos, de nuestros vecinos y socios comerciales (EU y Canadá).
Aun suponiendo que se mantuvieran las actuales, es de capital importancia, por lo menos, tener un periodo de vacaciones y descanso que realmente contribuyan a levantar el ánimo y la productividad y, por lo tanto, en los ingresos, al fin de cuentas, tanto para las empresas como para los trabajadores.
No se le había dado al vacacionar el valor que merece por ideologías crueles y una explotación laboral normalizada en México. Pero al menos, hoy estamos más cerca de ver la luz al final de ese tortuoso túnel gracias a la gestión simultánea de la bancada naranja en ambas Cámaras del Congreso de la Unión, que ha propuesto ampliar el derecho de las vacaciones pagadas de 6 a 12 días a partir del primer año laboral.
Todo parece marchar por buen camino, con buenos consensos de otros actores políticos y altura de miras.
Primeramente, hay que destacar que el pasado 27 de septiembre, las y los senadores que integran la Comisión de Trabajo y Previsión Social, aprobaron el dictamen que reforma la Ley Federal del Trabajo y que aumenta 6 días de vacaciones. A pesar de que dicha Comisión está integrada por diversas fuerzas políticas, hubo común acuerdo.
Anterior a ello, ya se habían presentado iniciativas de Ley por parte de parlamentarios de otros partidos políticos, claro, con sutiles diferencias, pero con el mismo sentido.
Pero ha sido el trabajo con el Parlamento Abierto y las Cámaras Empresariales lo que ha marcado la diferencia en la gestión que ha realizado Movimiento Ciudadano, por medio del Senador Dante Delgado y por supuesto, de la Senadora Patricia Mercado, cuya iniciativa fue modelo para el recién aprobado dictamen.
Afín a los objetivos progresistas, se espera que México enfrente el rezago de los seis días de vacaciones que tiene ya arraigado por 50 años y que no coincide con el Convenio 132 sobre “vacaciones pagadas” de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que recomienda que las vacaciones sean de mínimo 18 días por cada año de trabajo.
Se espera que, por supuesto, crezca también la productividad de los asalariados y trabajadores en la Iniciativa Privada bajo el criterio de menos vacaciones, menos productividad / más vacaciones, más productividad, extraído también de la OCDE, donde se ha puntualizado, por citar un ejemplo, que en México se trabaja un promedio de 2,124 horas al año, mientras que el promedio mundial es de 1,687 y con mayor productividad.
También, Movimiento Ciudadano ha indagado más en el tema, sobre todo a raíz de los profundos cambios que ha tenido el mundo en razón de la pandemia, ya que muchas personas han logrado valorar el tiempo libre y han tomado decisiones sobre sus carreras y su modo de vida, exigiendo mejores horarios, mejores condiciones y más periodos de descanso por encima de la paga.
No hay salario que alcance a sufragar el desgaste físico y mental que deja un trabajo agotador… mucho menos con pocas vacaciones y mala remuneración.
El dictamen aún tiene que avalarse por la Comisión de Estudios Legislativos Segunda y por el Pleno de ambas Cámaras, pero la lucha está también por buen camino. Esperemos que se apruebe en este periodo Legislativo y que, al igual que este, se sigan sumando proyectos que abonen a mejorar de fondo las condiciones laborales y de vida de las y los trabajadores.
Sería de esperar una reticencia, por parte de las empresas y de las cámaras de los diferentes sectores empresariales, a aumentar las vacaciones, sin embargo, es definitivo, se convencerían por el aumento indiscutible de la productividad, obviamente de la calidad de los productos y servicios, que desencadenan en decrecimiento del estrés laboral.