El 13 de enero se dedica en el mundo a la lucha contra la depresión y a la prevención de las consecuencias de este terrible padecimiento. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, más de 280 millones de personas en el mundo tienen depresión, a tal grado de que esta se considera la primera causa de discapacidad y de muerte, pues en los casos más severos puede terminar en el suicidio.
La depresión se deriva de una profunda sensación de que falta algo en nuestras vidas. Incluso, aquellas personas que parecen tener todo lo que quieren, pueden sentir un gran vacío en sus corazones. El estado de depresión es considerado una enfermedad mental, pero también es una dolencia emocional en la que existe un misterioso elemento faltante que impide a quienes la padecen, sentirse plenos, realizados o tranquilos.
El humano es un ser primordialmente emocional, y como tal, tenemos que tomar conciencia y cartas en el asunto de nuestro cuerpo emocional, así como lo hacemos con el cuerpo físico y con el cuerpo mental. El cuerpo de las emociones depende de la calidad de nuestra relación con nuestra madre y nuestro padre durante las primeras etapas de la vida.
Desde que nacemos hasta los 11 años se produce un continuo intercambio de energía emocional y química entre el niño y sus padres y entre el niño y su entorno inmediato.
La relación padre-madre-hijo, y las relaciones con todas las personas con las que entramos en contacto en la infancia, deben ser íntegras y completas con la suficiente calidad de amor, pues, del amor faltante se generará una especie de agujero a lo largo de la vida, como un sentimiento de rechazo, que acrecienta la herida del abandono.
Es un vacío en nuestro corazón que nos impulsa a buscarlo toda la vida ¡sin saber siquiera lo que estamos buscando! Dicen los sabios Maestros espirituales que todos tenemos que atravesar el fuego de la noche oscura del alma, pero cuando no existe suficiente carga de amor, esa noche se convierte en eterna, y puede llamarse depresión.
Este estado junto con grandes cargas de miedo, duda, ira, fatiga, sentimientos de rechazo y todo tipo de dolores emocionales en lo profundo de la mente subconsciente y de la memoria, genera surcos de lo que se puede denominar como Cuerpo del Dolor, que gira como un disco rayado que nada material puede satisfacer.
Esta sensación de vacío negativo sólo puede ser sanada con amor incondicional. Todo el universo se mantiene intacto por la energía del Amor, porque Dios es Amor y el Amor crea por Amor.
Como seres humanos, desde la concepción hasta el nacimiento y más allá, necesitamos amor para crecer y prosperar. Sólo encontrando la forma para liberar la fuente del amor divino en todo nuestro ser, podemos ser felices y saludables.
Por el contrario, cuando esa energía ha sido cortada y reemplazada con la energía de los sentimientos heridos, los enredos emocionales, el resentimiento, el miedo o la frustración, quedamos abiertos y vulnerables para la desarmonía y las enfermedades emocionales, que a su vez atraerán más y más dificultades a nuestras vidas.
Cuando las pruebas de la vida nos abrumen, tenemos que ir a la raíz del problema para enfrentar en lugar de huir, pedir ayuda profesional, y tomar conciencia de las emociones, para ser capaces de reconocer nuestra Divinidad, que es la vía para reconectarnos con la fuente de todo amor. La depresión es un mal de nuestro tiempo que tenemos que aprender a enfrentar y combatir, ya que no es nuestro estado natural de Ser.