¿Ha sentido que el tiempo pasa muy rápido y que cuando menos se da cuenta ya pasó otro año, otro quinquenio, otra década? La sensación de aceleración del tiempo es relativa a la edad que tenemos. Cuando somos niños, el tiempo se hace más largo y parece ser una dimensión de un mundo de gigantes. La percepción va cambiando conforme crecemos.
Sin embargo, existe ahora un factor común, independiente a la edad, que aportó a esta “aceleración del tiempo”, y son las tecnologías de la información y comunicación, también conocidas como TIC. La ley universal “todo es mente” sustenta que todo cuanto creemos, creamos. Esta ley afirma que somos una idea de Dios y, de este modo, co-creamos nuestra realidad por medio de nuestros pensamientos.
Aunque es mucho más profunda y compleja, podemos comprobar parcialmente esta ley con la simple observación de uno de nuestros días. Tenemos de 65mil a 70mil pensamientos por día, de los cuales el 90% - si no es que más – son pensamientos inconscientes, totalmente inerciales, generalmente negativos, melancólicos, angustiantes o catastróficos, ¿le suena conocido?
Esto puede llamarse el estado dormido de la conciencia, pues esta última prácticamente no interviene para dirigir los pensamientos, sino que son estos los que le dictan el rumbo a la conciencia. En un estado adormilado, los pensamientos vienen como ráfagas de polvo, fuego o tormentas que nos pueden arrastrar hasta los estados emocionales más terribles. Las técnicas de meditación o mindfulness, consisten principalmente en la posibilidad de dirigir los pensamientos por medio del poder de la conciencia, pues cuando logramos dominar el arte de elegir qué pensar, logramos en mucha medida dar serenidad, paz y luz a las emociones.
Incluso, es posible lograr estados emocionales positivos y felices casi de forma continua. El estar conectados a dispositivos móviles prácticamente todo el tiempo, ver la hora que marcan, y el incesante desfile de información digital, es una forma de controlar los pensamientos pero no de manera precisamente positiva, natural y constructiva.
Por el contrario, es otro modo de permanecer dormidos por medio de una especie de hipnosis colectiva. Aunque estar conectados puede apaciguar pensamientos, estar inmersos en la información de las TIC incita a la aceleración interna, a la inmediatez y la apresuración, y no se diga a la polarización, a la agresión o a la ira. Desde el principio de que todo proviene de la mente, aquello que incorporamos, tarde o temprano, genera el plano de realidad que vivimos.
Por esto debemos aprender a ser selectivos y sabios para elegir el tiempo que vamos a dedicar a estar en la conexión de las TIC, qué vamos a ver, a leer, a escuchar e introducir a nuestra mente.
Modular su uso y saber discernir puede traducirse en experimentar el tiempo de manera menos acelerada, pero sobre todo angustiante y, con esto, poder disfrutar mucho más y mejor de cada momento que tengamos oportunidad de vivir, no tomando la vida por segura, y tampoco los instantes, que jamás volverán a repetirse. Desacelerar un poco el ritmo, depende de que sepamos tomar un respiro para desconectarnos de lo externo y conectarnos a nuestro interior, en donde ocurre la vida.