Opinión

Los efectos destructivos de el niño en el planeta y en México

El fenómeno llamado El Niño está siendo investigado a profundidad por diversas instituciones académicas y científicas del mundo

(Primera parte)

Estimados lectores, el tema que abordaremos en esta oportunidad lo dividimos en dos entregas, dada la importancia y extensión del mismo; es de señalar que escribir sobre el fenómeno de El Niño es a petición de ustedes, pues así me lo hicieron saber en los comentarios de entregas anteriores, por lo cual, empezamos.

El Servicio Meteorológico Nacional del Reino Unido dio a conocer la primera semana de este mes de julio un reporte donde advertía que la zona de hielo de la Antártida alcanzó su nivel más bajo para el mes de junio y determinó también que esa notoria baja en el nivel de hielo estaría asociada con los efectos de El Niño en el sur del planeta.

Publicidad

Y usted se preguntará, amable lector, qué trascendencia tiene esto para nosotros que estamos tan alejados de la Antártida. La respuesta es que el deshielo acelerado provocaría el aumento desmedido del calentamiento global, con serias repercusiones tanto para el hábitat mundial como para las personas.

El fenómeno llamado El Niño está siendo investigado a profundidad por diversas instituciones académicas y científicas del mundo, incluidas las mexicanas, para conocer con mayor certeza la forma en que impacta el equilibrio climático y sus efectos en el calentamiento global.

En este sentido, el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la Universidad Nacional Autónoma de México es una de las instituciones nacionales con aportaciones más serias sobre este fenómeno y define a El Niño como un suceso oceánico atmosférico que surge cuando las aguas del Océano Pacífico Central y Oriental empiezan a calentarse por encima de la temperatura media que generalmente presenta.

Explica que cuando este fenómeno está en su fase cálida, se le conoce como El Niño y cuando está en su fase fría, se le conoce como La Niña. Explica el Instituto que por lo general se presenta cada dos a siete años y dura entre 9 y 12 meses, cuya intensidad varía en cada ciclo, sin que exista certeza sobre cuándo se presentará y cuánto durará.


Su nombre surge cuando hace muchos años, los pescadores de Perú y Ecuador detectaban la llegada de agua cálida y con ese cambio, la considerable disminución de la pesca en la etapa navideña, por lo que asociaron ese fenómeno con el Niño Jesús.

Sin embargo, amables lectores, no es un niño bien portado, sino muy destructivo: tiene consecuencias muy negativas para el ecosistema y para la humanidad. Sus efectos más importantes a nivel mundial son: deshielo acelerado de los casquetes polares; pérdida de bosques tropicales.

Condiciones favorables para la formación de incendios forestales; blanqueamiento y mortandad de corales; aumento de temperaturas globales; sequías y fuertes lluvias en algunas regiones del planeta, provocando muertes por inundaciones e incendios.

Son tan graves los efectos de El Niño sobre el planeta, que el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, ha hecho llamados enérgicos a la comunidad internacional para luchar unidos contra las consecuencias graves del calentamiento global.

Pero, al parecer habla en el desierto, amables lectores, pues muchos estados y gobiernos no le dan importancia debida al fenómeno, creyendo que están a salvo de las devastaciones. Asimismo, la ONU alertó que los próximos cinco años serán los más cálidos jamás registrados.

El organismo internacional propone como dique a esta avanzada de destrucción ecológica a consecuencia de El Niño, que haya un vigoroso programa de desarrollo sostenible, con temas de una cultura responsable del uso del agua que escasea; además concebir como urgente el saneamiento atmosférico, la vida submarina, conservación de ecosistemas, entre otras estrategias.


Sin embargo, debemos reconocer también que no sólo la acción de los gobiernos será determinante para amortiguar los efectos del cambio climático provocado por El Niño. Abarca asimismo una responsabilidad ética y moral de todos los seres humanos, empresas públicas y privadas, gobiernos locales, asociaciones civiles, así como investigadores y académicos, pero sobre todo gobiernos comprometidos con la salud del planeta y sus habitantes. (Continuará)

Hasta la próxima.

Síguenos en Google News:Google News

Contenido Patrocinado

Lo Último