Desde hace algunas semanas, el gobierno de Texas ha aplicado medidas dentro de su estado para evitar y frenar la migración, ordenando el despliegue de una cantidad importante de miembros de la Fuerza Táctica Fronteriza de ese estado, alegando protección ante una ola delictiva por la migración, asimismo, se firmaron por parte del Gobernador Greg Abbott, diversas normas.
Pretendiendo:
1. Declarar delito grave la entrada ilegal de inmigrantes.
2. Otorgar a las autoridades la potestad de “detener a estas personas en la cárcel o, como alternativa, devolverlos a México”.
3. Penalizar con un mínimo de diez años de cárcel a aquellas personas que ayuden a “esconderse” a los migrantes sin papeles.
Al respecto, lo reitero, la migración es un fenómeno regional muy complejo, en todas sus vertientes: origen, tránsito, destino y retorno, siendo el corredor migratorio México-Estados Unidos es el más transitado, al ser éste el principal destino.
Dos principios fundamentales que rigen la vida internacional de los países son el de no intervención que establece la obligación de los Estados de abstenerse a intervenir en los asuntos internos de otro con la intención de afectar su voluntad, así como el de autodeterminación de los pueblos que indica que cada país decide sus propias formas de gobierno.
No obstante, destaco que, en respeto estricto a los principios (universalidad y progresividad) que rigen a los derechos humanos de los migrantes, es fundamental que cada norma que se expida en esta materia, debe ser compatible con las reglas de protección establecidas en la Convención Americana sobre Derechos Humanos; de ahí que, estimo, en la medida en que se respete dicho compromiso, no impacta en la relación bilateral de ambos países, que son garantes de los derechos fundamentales de las personas.