He estado estas semanas analizando ciertos comentarios que me han generado una reflexión profunda y mayor: entre los aspectos multifactoriales que inciden en el estancamiento de los problemas de México ¿Qué papel juega la polarización? Me atrevería (A) decir que uno de los principales. Si no hay consenso respecto a los cambios estructurales que se necesitan para rescatar a nuestro país estamos perdidos. A ello se suma la necesidad de dimensionar nuestro momento histórico frente a la tecnología y a un mundo que a pasos agigantados pone en peligro a las estructuras sociales débiles.
Hay tanto evidencia científica como empírica que sustenta que las crisis financieras y políticas aumentan la polarización como contra respuesta, cuestión que en México se ha visto reflejada en las últimas tres elecciones presidenciales, ya que el resultado ha sido la alternancia. La ciudadanía (con justa razón) se harta de la clase política establecida y a pesar de los rancios extremos ideológicos de izquierda y derecha, resulta más cómodo el cobijarse en ideas y opiniones que parecen poner fin a un caudal de problemas (a veces populistamente expresados de manera sencilla). Veo también en la polarización una supuesta respuesta más rápida y efectiva contra los problemas, pero no una solución a la cuestión de fondo.
Nuestro país está cada día más polarizado y realmente no hay por qué seguir generando un escenario entre A y B. Se pueden construir proyectos políticos diversos y lo digo porque llevamos más de 17 años arrastrando pleitos y no soluciones. Ninguna de las alternancias partidistas, incluida la actual, pudo consolidar el país que quisiéramos.
A la fecha en la que un servidor escribe estas humildes líneas, son diversos los indicadores que apremian. Comencemos por el órgano que permite nuestra subsistencia en el mundo: el bolsillo. Apenas ha habido un 0.1% de reducción de pobreza entre 2018 y 2022, según un estudio realizado por investigadores del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la UNAM (publicado en Nexos, el pasado 5 se septiembre). Por otro lado, según la más reciente encuesta (2022) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), aún tenemos tristemente 46.8 millones de pobres y 9.1 millones de personas que viven en extrema pobreza. El Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social (Coneval) por su parte evidenció un aspecto brutal: la carencia de 50 millones de personas a servicios de salud, casi la mitad de la población mexicana… Sin salud no se tiene nada más y sin los servicios de salud las familias devienen en pobreza y miseria.
Respecto a la inseguridad, según cifras del mismo INEGI, del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) y del Reporte Diario de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, se han cometido más de 156 mil asesinatos en el periodo de diciembre de 2018 a julio de 2023, por lo que es ya el sexenio más violento de la historia reciente de México. De acuerdo con la red global World of Statistics, 9 de las 10 ciudades más peligrosas del mundo se encuentran en México. Asimismo, 6 de cada 10 mexicanos consideró que es inseguro vivir en su ciudad, de acuerdo con los más recientes resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, publicados por el INEGI.
Las circunstancias anteriores no garantizan de ninguna forma una vida digna para nadie, la población no las merece y no son culpa de esta administración nada más, sino de medidas ineficientes y disputas polarizantes y nada enriquecedoras ¿Por qué no construir un nuevo panorama político, social y cultural para nosotros mismos? Actores políticos de Movimiento Ciudadano, entre los que destacan su Coordinador Nacional Dante Delgado, han propuesto en reiteradas ocasiones que las soluciones del presente estén precisamente enfocadas en la justa medianía y no en una visión dicotómica en la que, palabras más, palabras menos, la 4T manifiesta que tenemos las condiciones de un país de primer mundo, mientras que el bloque opositor de la política tradicional insiste en que ya de plano estamos en una república bananera.
Hay razones para tener esperanza y una de ellas es que hay grandes núcleos sociales que junto a Movimiento Ciudadano procuran el diálogo constructivo, fomentan el respeto y buscan soluciones innovadoras y tecnológicas a lo que ocurre en el día a día. En lo económico, por ejemplo, la política pública impulsada ha estado inclinadas al aumento de salario, al perfeccionamiento de programas sociales y al impulso del libre mercado en un marco legal justo y con los contrapesos necesarios para evitar los estragos del capitalismo rapaz que ha generado profundas brechas de desigualdad. Las puertas de este movimiento están abiertas para quienes tengan la paz como valor universal y bandera.
En un mundo que exige más preparación y resolución de retos más complejos, el diálogo constructivo entre las fuerzas políticas es indispensable para evitar la polarización que ha impedido que los problemas estructurales hayan llegado a buenos resultados por parte de los gobiernos en turno.
Al tener clara la diferencia entre la dictadura de las mayorías y la democracia es que podemos evitar también la polarización: la primera se sirve de su tamaño aplastante para pasar por encima de las decisiones, mientras que la segunda implica un debate constante que exige dar los mejores elementos de nuestro conocimiento.