Opinión

Grandes Ligas

Alemán no es un rapero común, se alimenta más de la cultura del noroeste, un México que mira hacia la frontera

Tradicionalmente la escena del hip hop en Estados Unidos se componía de cuatro elementos (aunque algunos estudiosos dicen que son nueve o más): el grafitti, el break dance con esos espectaculares B-Boys moviéndose al ritmo de la música, el DJ que manejaba las consolas y el MC, es decir, la persona que toma el micrófono y hace rimas. Cuando estos cuatro elementos se juntaban podíamos hablar de una escena propiamente dicha.

El hip hop nació en Nueva York, específicamente en el Bronx y Harlem. Luego adquirió popularidad y de la costa Oeste se trasladó a la costa Este, con diferentes temáticas en sus letras. Muchos lugares forjaron su propia cultura de hip hop como Atlanta o Detroit.

En México el rap llegó como una especie de juego, por moda, siguiendo lo que hacían los cantantes estadounidenses. Diferentes artistas hacían rimas en sus canciones, pero no había una escena que los respaldara, hasta que llegó Control Machete, mostrándonos una cultura regia que había estado escondida. Así, fue consolidándose en nuestro país y hoy los jóvenes usan esta forma de expresarse para mostrarnos lo que sucede en los lugares donde viven: Ciudad de México, Veracruz, Guanajuato. Hay hip hop en lenguas originarias, con temáticas sociales, gangstas. Hay algunos que le pegan más al pop y otros que combinan con banda o música norteña.

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Y fue en 2014 cuando cobró fuerza un joven del lugar más inesperado para hacer hip hop: Érick Raúl, oriundo de Los Cabos, Baja California Su, que llegó a arrasar la escena. Su nombre de batalla es su apellido paterno: Alemán.

Alemán no es un rapero común, debido a su lugar de origen. Él se alimenta más de la cultura del noroeste, un México que mira hacia la frontera. Tal vez eso le ha permitido estar en contacto y colaborar con figuras como Snoop Doog o Snow Tha Product. “A veces nomás me despierto y me voy al estudio, siempre del estudio a la casa” me dijo entre risas.

A sus 33 años es una de las máximas figuras de la actualidad. No hay lugar donde no haga sold out (está por presentarse en el Pepsi Center), aunque ahora viene la tarea más difícil: llevar el rap mexicano a Estados Unidos: “Me toca abrir unos shows del Peso Pluma y vamos a ir a lugares de EU donde pues, son pueblitos literalmente, donde yo estoy seguro no conocen mucho del rap en español. Y para mí es importante que aunque haya 20 personitas allá o 50 por acá echándome porras, yo tengo que ir a que me conozca esa gente. Ahí va de todo, niños, jóvenes, señores, adultos. Estoy seguro que no me conocen y es irme a poner la camisa y rifármela machín. El mundo es gigantesco y nos tienen que conocer todos ¿me entiendes?”.

“¿Qué le falta por conquistar a Alemán?”, le pregunté. “Me gustaría hacer el puente entre los mexicanos y nuestros amigos de allá. Me encantaría hacer algo con Dr. Dre, que me produjera algo, o con Kendrick Lamar, hablando del top de raperos”, me dijo sin empacho, como si fuera cuestión de tiempo y sabiendo que no hay imposibles. Porque como dice una de sus colaboraciones más conocidas, Alemán es de Grandes Ligas.


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