Por Norma Magaña
8 y 9 de marzo tuvimos la oportunidad de asistir al Practicum sobre Trauma presentado por CRISOL Centro de Terapia Familiar.
Gratísimo y enriquecedor encuentro con terapeutas nacionales y extranjeros.
Dr. Vincenzo Di Nicola, médico psiquiatra, terapeuta familiar presentó su ponencia: “El evento como desencadenante del cambio ontológico”.
Es un trabajo sobre un evento traumático y su transformación. Toda terapia nos da una interpretación del lenguaje, de la cultura, y del proceso familiar; pues al oír lo que el evento significó, podemos entender el valor de los hechos, y como los comprendió o asimiló quien los vivió. Octavio Paz en El laberinto de la soledad (1950) escribe: “cuando una sociedad se descompone, es el lenguaje el primero en gangrenarse”.
Lo vivimos en el día a día, el lenguaje, la gramática y las formas o modos de expresión han sufrido una transformación importante en los últimos años. Habrá que conocer los significados en la cultura del consultante. El trauma ocurre por azar, marca una línea en la vida del individuo, “antes” y “después”.
A partir de ahí, se podría trabajar para descubrir e integrar una nueva visión de la persona, como si de una nueva identidad se tratara para convertirse en un sujeto con otra experiencia de vida. El trauma trabajado, analizado, elaborado, se transforma o renombra como evento. El evento llama a las cosas por su nombre, ya no hay necesidad ni espacio para disfrazarlo, ni colorearla: define significados acordes a esta nueva visión.
¿Has experimentado una crisis o una ruptura en tu vida? ¿Viviste un trauma o evento que te ha cambiado? ¿Lo llamarías situación difícil o predicamento? Como sea que lo nombres, será útil para el análisis con fines terapéuticos.
Mtra. Shulamit Graber, expuso experiencia sobre secuestro y feminicidio. ¿Podré sobrevivir a esto? ¿Como será mi vida después? ¿Encontraré sentido a la experiencia, sentido al sinsentido? Ir del por qué, al para qué, asumiendo la responsabilidad de trabajarla, para poderla convertir en una oportunidad de crecimiento.
El ser humano se mueve por sentido, porque todo evento tiene una razón de ser, si no se la encuentra, difícilmente será superado. Cabe recordar que siempre seremos más de lo que vivimos, más que la etiqueta de un evento desafortunado. Si fuera mi último minuto de vida, ¿qué me faltó por hacer? Si no ¿a que dedicaré mi vida?
Para superarlo propone cuatro etapas: Comparte como fue atravesarlo y superarlo.
Elaboración: si tiene sus necesidades básicas cubiertas y trae angustia, estrés extremo, duelo... Empezará por contar la historia en orden, ordenándola por capítulos, subrayando momentos clave que marcaron la experiencia (dejamos entrar emociones mientras se cuenta).
Resignificación: encontrar el sentido, el para qué de lo vivido. ¿Qué aprendí? ¿Qué agradezco? Escribir todo lo que venga a la mente, es increíble el poder de la palabra escrita.
Incorporación: acomodar la experiencia en mi interior. Sanarla es responsabilidad personal, habrá que desmenuzar creencias y construir nuevos significados. (Como quitar capas a una cebolla para llegar al centro o punto principal).
Transformación: reconocer la capacidad de tolerancia, qué emociones le acompañan, cuáles reconozco y qué valor les doy.
Si viviste esta desafortunada experiencia, búscanos para acompañarte en el proceso de elaborarlo, transitarlo...
Adela García habla de la “Transición desde la posición reflexiva a las prácticas dialógicas”. Habitualmente la Terapia es una reflexión entre dos individuos, donde todo se externa, diálogos internos y externos, sin reglas, sin excepciones ni censura; el terapeuta es quien lleva la conversación, aunque ambos participan de manera abierta, cada uno conoce su propio lenguaje y empieza a conocer el del otro.
En las prácticas dialógicas, los dos (cliente y terapeuta) son socios que conversan, uno experto en su vida, el otro en sus técnicas, ambos se unen en una investigación mutua, su postura es “No saber” nada del otro y dejar fluir la curiosidad, el trabajo es respetuoso, responsable, en equipo con la red social y equipos de apoyo del consultantes (familiares, amigos, padres, pareja,q hermanos); se tolera la incertidumbre como parte del proceso, es flexible, es continuo, y son posibles las intervenciones inmediatas.
Así crean conversaciones y relaciones que posibilitan a los participantes a descubrir su creatividad, a desarrollar escenarios diferentes a los conocidos, o diversos a los imaginados, a ser reconocidos, valorados y vistos, y también a recuperar y reconocer cualidades o habilidades personales. Una práctica con posibilidades infinitas. Si te interesa descubrirla, C7 te acompaña.
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