Para recibir la tercera dosis de la vacuna contra el Covid-19, el sistema inmune debe estar listo para reconocer la cepa de la vacuna y combatir las nuevas variantes.
Para saber el grado de anticuerpos de cada persona se necesita un test serológico, el cuál mide los niveles de anticuerpos en la sangre.
Cuando las personas tienen suficientes anticuerpos, generalmente logran una respuesta T que combate el virus.
“Debemos conocer nuestro grado de inmunidad para facilitar la mejor protección en cada paciente y saber si la tercera dosis resulta efectiva en todos los casos”, comentó Balbino Alarcón, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Es muy importante la vacunación para la creación de anticuerpos contra el Covid-19 ya que ante la llegada de nuevas variantes del virus el cuerpo humano debe estar preparado.
“Los anticuerpos generados pueden reconocer más fácilmente a la cepa de la vacuna, pero peor a las nuevas variantes que vayan apareciendo”, afirmó el investigador.
Sin embargo con las nuevas variantes es necesaria la llegada de nuevas vacunas ya implementadas para combatirlas.
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Experto señala que conocer el grado de inmunidad de Covid-19 es clave para asegurar los resultados de la tercera dosis.
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“Idealmente, las nuevas vacunas deberían contener la secuencia de las variantes predominantes en el momento de la administración, sin embargo, las variantes del virus van emergiendo mucho antes de que se puedan implementar vacunas frente a ellas. Ahora, en España, es la variante Delta la predominante en los nuevos infectados, pero hace unos meses era la variante Alpha o británica”, argumentó, Alarcón.
¿Qué son los test serológicos?
Los tests serológicos permiten detectar las inmunoglobulinas, anticuerpos capaces de unirse a los agentes infecciosos y activar el sistema inmunitario.
Hay diferentes tipos de inmunoglobulinas, sin embargo, las que más se utilizan con fines diagnósticos son las denominadas IgM e IgG.
La inmunoglobulina tipo IgM es el primer anticuerpo que el organismo produce cuando entra en contacto con un agente infeccioso. Generalmente, se puede detectar durante, pero, sobre todo, después de la primera semana de la infección.
La inmunoglobulina tipo IgG es un anticuerpo más especializado. Esta se une directamente al patógeno, por lo que es un indicador de infección en etapas posteriores. Su presencia habitualmente indica protección frente a un microorganismo.