El Real Madrid dio otro mordisco al título de Liga después de vencer al Club Atlético Osasuna (1-3) en un partido vibrante y eléctrico que confirma el buen momento de los merengues, intratables al frente de la Liga Santander cuando tan solo quedan cinco jornadas para que suene la campana.
El equipo de Carlo Ancelotti se va a comer la tarta antes de que llegue el final. El bocado poderoso de este miércoles fue casi definitivo para abrochar una Liga merecida, labrada a finales del año pasado y contenida en los momentos de máxima dificultad de éste, sin descuidar la Champions.
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El rendimiento del equipo merengue volvió a ser muy alto, físicamente imparable y con varias rotaciones que dieron aire al equipo. Ancelotti por fin se ha soltado la melena, aunque -eso sí- el italiano ha necesitado una ventaja de 15 puntos para dar minutos a los menos habituales. Camavinga estuvo en su línea, Ceballos demostró que necesita más minutos y Asensio se reencontró con el gol.
La noche fue perfecta para el Real Madrid menos para Benzema, que encontró en Sergio Herrera a su bestia negra desde el punto de penalti. Dos paradas de mérito que dieron vida al partido después de la puntería inigualable de los blancos. Y eso que la noche empezó con arreones rojillos, sobre todo con Budimir hincando el diente a Militao.
Sin embargo, pese al buen planteamiento local, el primer gol del partido llevó la firma del 13 veces campeón de Europa, que abrió el marcador con una jugada ensayada culminada por David Alaba. La falta en tres cuartos de campo terminó con un centro de Nacho que Benzema puso al austríaco tras un rechace para embocar el 0-1.
En la jugada posterior igualó Osasuna con un remate de Budimir, que empaló sin oposición un centro violento del ‘Chimy’ Ávila, una de los mejores en el cuadro navarro. Ahí empequeñeció el Real Madrid y se vinieron arriba los de Jagoba Arrasate, más directos y menos fluidos, pero con la idea de atacar por bandera. Budimir nuevamente vio cómo le anulaban un gol por fuera de juego.
Pero, cuando más apretaba la marea, surgió el instinto asesino de un Real Madrid que parece tocado por una varita desde el borrón del Clásico. En esta ocasión fue Marco Asensio el que estableció el 1-2 al borde del descanso tras una jugada que no pudo abrochar Ceballos tras un pase magnífico de Camavinga.
El Real Madrid salió dispuesto a sentenciar el partido tras el paso por los vestuarios y tuvo hasta dos penaltis para hacerlo. En ambos, con los mismos protagonistas, Sergio Herrera neutralizó por partida doble a Karin Benzema, que terminó el partido contrariado. Dos penaltis que levantaron a los navarros en la media hora final.
En cualquier caso, las mejores ocasiones siguieron siendo blancas. Nacho, tras una buena jugada de Isco, y también Vinicius perdonaron el tercero antes de que el brasileño, que apenas jugó cinco minutos, regalase la rúbrica a Lucas Vázquez. Un gol que vale más de media Liga. Un mordisco que no deja tarta para los demás.
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