Liverpool tiene un pie en la Stade de France, sede de la final de la Champions League, después de imponerse sobre el Villarreal en la semifinal de ida, que se disputó en Anfield.
El club español es el caballo negro del torneo, peor ahora sí topó con un rival que mostró ser muy superior, como los Reds.
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Los dirigidos por Unai Emery apelaron al orden defensivo y jugar al contragolpe, fórmula que les funcionó ante la Juventus y el Bayern Múnich, aunque en esta ocasión el Liverpool fue mucha pieza.
El Submarino amarillo se vio agobiado durante la mayor del encuentro y su planteamiento ofensivo sólo aguantó 53 minutos. La primera anotación del Liverpool cayó por una jugada un tanto fortuita. Jordan Henderson mandó un centro por la banda derecha, Pervis Estupiñán desvió el balón rumbo a la portería y el portero Gerónimo Rulli ya no alcanzó atajar la pelota.
Dos minutos después, los ingleses incrementaron su ventaja. Mohamed Salah filtró un pase a Sadio Mané, quien definió con un punterazo ante la salida de Rulli.
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El Liverpool fue tan dominante que, prácticamente, mantuvo al Villarreal en su campo durante todo el encuentro por lo que sólo realizó un remate en los 90 minutos.
Ahora, el equipo de Jürgen Klopp deberá acudir a La Cerámica para concretar la obra, el próximo martes 3 de mayo. Por su parte, el Submarino amarillo deberá dar un partido perfecto para aspirar a remontar al equipo que luce como el más firme candidato para ganar la Champions League.