Barcelona se impuso (0-1) este domingo al Villarreal en la jornada 21 de la Liga española con una nueva exhibición defensiva comandada por Araujo y el acierto de Pedri en el primer tiempo, para ampliar a 11 la renta en el liderato sobre el Real Madrid, con un partido más que el reciente campeón del Mundial de Clubes.
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El equipo de Xavi Hernández alargó su estado de gracia en otra fecha señalada. La visita a La Cerámica, con un ex del banquillo culé como Quique Setién en el otro bando, exigió el máximo a un Barça que contó otra vez con la participación arriba de Pedri y con una defensa que solo ha encajado siete goles hasta ahora.
El partido tuvo más ritmo en el primer tiempo y se espesó en el segundo, en la pugna por el control del balón y el intento a la desesperada de los locales. Araujo dejó un recital de recuperaciones y el Villarreal encajó su tercera derrota seguida para perder el ritmo europeo. El Barça, con 56 puntos, afianzó el liderato con una sensible renta de 11 puntos que tratará de recortar el Madrid el miércoles ante el Elche, duelo aplazado por el Mundial.
El ‘submarino’ no empezó del todo fino en defensa y Pepe Reina tuvo que sacar un mano a mano a Lewandowski a los tres minutos. El polaco se fue de vacío, pero fue socio perfecto para todo compañero que se sumara al ataque. Así, el ex del Bayern hizo la pared para que Pedri anotara el 1-0 a los 18 minutos, tras una recuperación.
La presión arriba y tras pérdida dio también resultado a un Barça que pudo doblar la renta con otra de Lewandowski, mientras a Setién le tocaba rearmar al equipo con la lesión de Coquelin. Con todo, el Villarreal se fue al descanso con una muy clara de Morales, que remató al lateral de la red tras un regalo de Pedri.
El equipo amarillo tocó bien cuando pudo y tuvo sus momentos de posesión, pero le faltó inspiración arriba, también porque el Barça mordía a cada rival que se acercara a zona peligrosa. Así fue la segunda parte, con Araujo, Kounde y Christensen encimando bien, sin un despiste, además del trabajo del centro del campo culé.
La lucha por el control del balón, objetivo de ambos, dejó mucha falta, mucho roce y poco ritmo. Así, ambos tuvieron sus llegadas, pero las del Villarreal solían morir en Araujo, para desesperación de Yeremi Pino sobre todo. Raphinha tuvo la sentencia azulgrana, en conexión una vez más con Lewandowski, y el propio polaco también.
Sin embargo, no se volcó el Barça en busca del segundo y puso en práctica la defensa numantina que le viene funcionando. Hasta Reina subió en la última, pero esta vez ni siquiera necesitó el milagro de Ter Stegen un Barça que parece haber echado el candado a la Liga en busca de volver a ser campeón cuatro años después.