El joven británico había estado cerca de la victoria en las primeras cinco carreras de la temporada y después de un tercer lugar en Australia y cuatro segundos puestos consecutivos, Hamilton llegaba al circuito Gilles Villeneuve en Canadá con un único objetivo: alcanzar la tan ansiada victoria. Y así fue.
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A bordo de un McLaren MP4-22, Hamilton dominó las prácticas y se aseguró la pole position al superar a su compañero de equipo, Fernando Alonso. En la carrera del domingo, mostró un desempeño impecable y gracias a una estrategia en boxes, mantuvo el liderato para cruzar la línea de meta 4.343 segundos por delante de Nick Heidfeld de Sauber. Alexander Würz, piloto de Williams, completó el podio.
Este triunfo no solo marcó el cumplimiento de un sueño de infancia para Hamilton, sino también el comienzo de una historia legendaria en la Fórmula 1. A lo largo de su carrera, ha acumulado 103 victorias, un récord en la categoría, y ha ganado siete títulos mundiales.
El segundo triunfo llegó rápidamente, apenas una semana después, en el Gran Premio de Estados Unidos en Indianápolis. En la temporada 2007, Hamilton sumó más victorias en Hungría y Japón, finalizando en el segundo puesto del campeonato, solo por detrás de Kimi Räikkönen de Ferrari.
Entre sus más de 100 victorias, destacan las obtenidas en GP de la CDMX en 2016 y 2019, siendo la primera de ellas especialmente memorable, ya que también se llevó la pole position. El Autódromo Hermanos Rodríguez tiene un significado especial para Hamilton, pues en 2018 aseguró su quinto título mundial con un cuarto lugar en esa pista.
En la actual temporada, Hamilton aún no ha logrado la victoria, pero ya ha obtenido dos segundos lugares, demostrando que sigue siendo un contendiente constante. Estos días, el piloto recuerda aquella tarde de 2007, cuando subió al podio por primera vez, cambiando el rumbo del automovilismo británico y mundial.