Los enfrentamientos entre los fanáticos del Fluminense contra los de Boca Juniors; así como una feroz respuesta de la policía en la playa de Copacabana en Brasil han provocado una atmósfera de alta tensión en Río de Janeiro previo a la final de la Copa Libertadores.
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Una turba de barristas del Fluminense arrasó la playa de Copacabana, haciendo que cientos de personas huyeran entre el volar de objetos de playa que fueron lanzados a los de Boca que se encontraban en el lugar.
El incidente empañó la emoción de cara al partido entre los dos equipos, que se disputará el sábado en el legendario estadio de Maracaná.
La Conmebol, el organismo rector continental del futbol en Sudamérica, se reunió el viernes con directivos de la Confederación Brasileña de Futbol, la Asociación del Futbol Argentino, Fluminense y Boca Juniors para discutir seguridad.
“Nada justifica una represión tan brutal como la vivida en Copacabana, donde había incluso niños”, dijo el jueves por la noche el embajador de Argentina en Brasil, Daniel Scioli, en Twitter.
La policía de Brasil recibió críticas por su respuesta, ya que las imágenes publicadas en las redes sociales mostraban a un oficial apuntando con su arma a los seguidores en la playa y a otros usando toletes contra los fanáticos de Boca.
La Conmebol y las autoridades brasileñas se comprometieron a garantizar la seguridad de los aficionados en el partido del sábado.