México será por tercera ocasión anfitrión del evento deportivo de mayor atención e importancia internacional: el Mundial de Futbol, aunque de forma compartida con Canadá y Estados Unidos. De esta manera se convertirá en el único país con esta distinción y al mismo tiempo, el Estadio Azteca será el primero en la historia en albergar juegos de tres ediciones distintas.
La planeación de esta fiesta deportiva en el Coloso de Santa Úrsula enfrenta algunos obstáculos a resolver, ya que con el paso del tiempo, los estándares que exige la FIFA para un recinto, demandan una remodelación del inmueble; así como cumplir con una cláusula denominada “Estadio limpio” que implica ceder el control publicitario así como de localidades al máximo organismo del futbol.
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Dicha situación generó un inconveniente, ya que el Azteca posee alrededor de 800 palcos y tres mil plateas que poseen a diversos dueños que cuentan con un contrato que los avala para disfrutar de todos los espectáculos y eventos que se realicen en el inmueble sin costo.
El secretario general de la Asociación Mexicana de Titulares de Palcos y Plateas, Roberto Ruano, conversó en exclusiva con Publimetro para clarificar los puntos importantes sobre esta polémica.
Para contextualizar, empecemos con lo básico. ¿Cómo puede una persona o marca adquirir un palco y por cuánto tiempo se compra? ¿Cómo funciona este acuerdo?
—En 1962, cuando se estaba construyendo el Estadio Azteca, don Emilio Azcárraga tuvo la brillante idea de vender espacios privados dentro del inmueble, con su propio baño y antesala, para financiar y terminar la construcción. Se estableció un fideicomiso por 99 años con derechos y obligaciones tanto para la empresa del Estadio Azteca, denominada como Futbol del Distrito Federal S.A., como para los adquirientes de estos títulos. Se vendieron alrededor de 800 palcos y tres mil plateas, esta idea visionaria ha sido copiada por estadios en todo el mundo.
¿Cómo funcionan los contratos actuales comparados con los originales?
—Los nuevos contratos son mucho más cortos y específicos. En el caso del Estadio Azteca, el contrato es muy amplio, con grandes obligaciones por parte del recinto. Estipula claramente que por los 99 años que dura el fideicomiso, los titulares de los palcos pueden disfrutar de todos los espectáculos en el estadio. Hoy en día, los nuevos inmuebles no tienen estos contratos. Por ejemplo, en el Akron o el Gigante de acero, los contratos solo cubren los juegos del equipo local, no de cualquier otro evento, tendrás un derecho para adquirir boletos y si no lo quieres se pone a la venta al público, pero no es el caso de Azteca.
¿Qué antecedentes importantes hay respecto al uso de los palcos en eventos destacados?
—Tenemos antecedentes del Mundial del 70, del 86, el Mundial Sub-17, partidos de la NFL, conciertos, una misa del Papa, una pelea de Julio César Chávez, cierre de la campaña de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, y muchos otros eventos. En todos ellos, hemos tenido acceso gracias a lo que dice nuestro contrato.
Mucho se habla sobre el pago. ¿Pagan algo actualmente los titulares de los palcos?
—Nosotros pagamos cuando se adquirió el título. Estos contratos se adquirieron originalmente a través de Futbol del Distrito Federal y cada titular puede traspasarlos o venderlos como un bien durante los 99 años que se tienen estipulados.
¿Cuánto cuesta un palco hoy en día?
—Varía según la ubicación, el nivel, y el número de asientos. Hay palcos en cabecera, de 15 o 20 asientos. También depende del estado físico en que se encuentre, si está arreglado con alfombra, mármol, televisiones. Hay algunos que valen desde siete millones hasta 20 millones de pesos aproximadamente.
¿Cuántos palcos hay en total y cuántos propietarios?
—Hay aproximadamente 800 palcos, de los cuales alrededor del 10% pertenecen a la empresa del estadio. Así que estamos hablando de alrededor de unos 700 propietarios de palcos y de dos mil 500 titulares de plateas.
¿Qué pasó? ¿Cuándo, cómo y de qué se enteran sobre esta polémica?
—Oficialmente de nada, por medio de la prensa se filtró que entre las peticiones de FIFA para este Mundial pide ‘estadios limpios’, igual que en el 86. Y de ahí empieza una preocupación porque pues el Estadio Azteca no se puede entregar limpio y entonces se generó incertidumbre, fue lo que pasó, no hubo una comunicación adecuada en su momento y se creó un nerviosismo de qué iba a pasar con los palcos.
¿Cómo manejaron esta incertidumbre por la remodelación y las peticiones de FIFA?
—La Asociación Mexicana de Titulares de Palcos y Plateas, de la cual Manuel Negrete Arias es presidente y yo soy secretario general, nos hemos acercado a las autoridades del Estadio Azteca. Hemos tenido una comunicación franca y cordial, y ellos nos han manifestado que no debemos preocuparnos. La pelota está ahora del lado de FIFA, y pronto nos darán noticias sobre el resultado final.
¿Qué significa exactamente entregar un estadio limpio para la FIFA?
—Significa retirar toda la publicidad, todas las marcas, y entregar el total de todas las localidades a FIFA durante el Mundial. Toda la operación pasa a ser parte de FIFA durante el evento.
¿Con quiénes han hablado sobre este tema del Estadio Azteca?
—Hemos tenido reuniones con el director general del estadio, Félix Aguirre, quien ha sido muy cordial y con quien ya tenemos un diálogo abierto. Él reconoce a la asociación como un interlocutor entre el estadio y los titulares de plateas.
¿Qué rumores han escuchado sobre ofertas económicas para ceder los palcos durante el periodo del Mundial?
—De manera extraoficial, sabemos que se nombró a Justino Compeán como enlace para negociar con un número de titulares de una zona específica del estadio para hacer alguna remodelación. Cada dueño tiene el derecho de negociar, pero los que no quieran hacerlo y estén afiliados a la asociación serán representados legalmente en caso de conflicto.
¿Cuál es la situación actual de toda esta polémica?
—Tuvimos una reunión con Félix Aguirre hace poco y nos prometió que en unas semanas nos volveríamos a juntar. Nos mencionó que no hay de qué preocuparnos y queremos tomar su palabra. Creemos que ni a ellos ni a nosotros nos conviene un conflicto legal. La ley está de nuestro lado, el contrato es muy específico, y queremos una buena relación para evitar problemas.
¿Han tenido contacto con la FIFA o la Federación Mexicana de Futbol?
—No, porque nuestra relación es con el estadio. El arreglo que tenga el estadio con FIFA o la Federación es problema de ellos.
Entonces, el siguiente paso es esperar para tener novedades. ¿Cómo ves todo esto encaminado?
—Tenemos que esperar la reunión y ver qué nos dicen. El tema de la remodelación también nos afecta porque mientras dure, no habrá partidos. Nuestro título ampara tres equipos de primera división y actualmente solo hay uno. Si el América se va, tendría que haber una indemnización, como establece el contrato.
¿Cómo afecta la remodelación de los palcos?
—Originalmente, había un plan muy ambicioso con hotel y centro comercial, pero no se pudo llevar a cabo. Nos enteramos por el alcalde de Coyoacán, José Giovani Gutiérrez Aguilar, que aún no están listos los permisos, pero que cuando se presenten todos, se autorizará el inicio de la remodelación. Nos informarán próximamente sobre las fechas y el cronograma.
¿Cómo ha cambiado la situación para este Mundial en comparación con eventos anteriores?
—FIFA ya había solicitado estadios limpios antes, como en el 86, donde tuvimos una reunión con don Emilio Azcárraga Milmo. Le dijimos que ya habíamos pagado por nuestros palcos y no íbamos a hacerlo de nuevo. Finalmente, el Mundial se hizo en el Estadio Azteca sin problemas. Ahora, con la remodelación y las exigencias de FIFA, es similar, pero estamos preparados para defender nuestros derechos.
¿Cuál es la postura de los titulares de palcos respecto al Mundial 2026?
—Queremos que se respeten nuestros títulos y lo que dice el contrato. Las leyes mexicanas nos protegen y queremos ver el Mundial en nuestros palcos sin tener que pagar nuevamente por algo que ya hemos pagado. Hemos invitado a todos los titulares de palcos y plateas a unirse a la Asociación. Juntos tendremos más fuerza que de manera individual. Defenderemos los derechos de cada uno de nuestros asociados.