A principios de los años 80, el beisbol de las Grandes Ligas vivió un fenómeno sin precedentes conocido como la “Fernandomanía”, este término describe la ola de euforia que generó el ascenso meteórico de Fernando Valenzuela, un joven lanzador mexicano que conquistó el corazón de los fanáticos, especialmente de los Dodgers de Los Ángeles, y que dejó una marca imborrable en el deporte.
¿Cómo surgió la ‘Fernandomanía’?
Todo comenzó en 1981, cuando Valenzuela, originario de Etchohuaquila, Sonora, hizo su debut en las Grandes Ligas como abridor, con un estilo de pitcheo único, que incluía su famoso “tornillo” (screwball), y una inigualable capacidad para mantener la calma en momentos de alta presión, Valenzuela tuvo un inicio de temporada de ensueño.
Ganó sus primeros ocho juegos y acumuló una asombrosa cantidad de ponches, desatando una fiebre entre los aficionados.
La “Fernandomanía” no solo capturó a los fanáticos de los Dodgers, sino que también atrajo la atención de todo el país y del mundo, en particular de la comunidad latina, que vio en Valenzuela un símbolo de orgullo y esperanza.
Estadios llenos, una creciente demanda de boletos y una cobertura mediática sin precedentes acompañaron cada aparición de Valenzuela en el montículo.
Ese mismo año, Valenzuela ganó el premio Cy Young y el Novato del Año, logrando hazañas que pocos habían alcanzado en la historia del beisbol, su influencia trascendió el ámbito deportivo, convirtiéndose en una figura cultural que unió a generaciones de aficionados.
La Fernandomanía fue más que un fenómeno deportivo; fue un movimiento que cambió la forma en que se vivía el beisbol en Estados Unidos, abriendo puertas para futuras generaciones de jugadores latinoamericanos.