El exfutbolista profesional y figura conocida por su paso por equipos como el Manchester City y el FC Basel, Mikheil Kavelashvili, vive un giro radical en su carrera, al asumir la presidencia de Georgia, a sus 53 años, para marcar un hecho en la historia del país al pasar de ser un deportista de élite a convertirse en el máximo mandatario de la nación del Cáucaso Sur.
¿Quién es Mikheil Kavelashvili?
El sábado pasado, Kavelashvili fue electo presidente de Georgia de manera unánime, tras presentarse como el único candidato en la papeleta, la votación se llevó a cabo dentro del sistema de votación del partido Sueño Georgiano, un método que sustituyó las elecciones presidenciales directas en 2017.
Esta vez, los miembros del Parlamento, consejos municipales y legislaturas regionales fueron los encargados de elegir al nuevo presidente.
Kavelashvili, quien militó en el Manchester City entre 1995 y 1997 y participó en 46 partidos con la Selección nacional de Georgia, asumió esta nueva responsabilidad con la promesa de continuar con la agenda proeuropea del país, aunque también ha señalado la importancia de restaurar los lazos diplomáticos con Rusia, tras la conflictiva relación entre ambas naciones desde la guerra de 2008.
“Mi objetivo es construir un futuro mejor para Georgia, fortaleciendo nuestros lazos con Europa y, al mismo tiempo, buscando un enfoque equilibrado para mejorar nuestras relaciones con Rusia”, declaró Kavelashvili tras asumir el cargo.
El exfutbolista no es ajeno a la política de su país, tras su retiro del futbol en 2006, se involucró activamente en la vida política de Georgia, siempre con el sueño de mejorar la situación interna del país y de llevarlo más cerca de la integración en la Unión Europea.
Durante las elecciones parlamentarias de octubre, el partido Sueño Georgiano, al cual pertenece, logró mantener el control del Parlamento, a pesar de las acusaciones de fraude y la oposición de los partidos prooccidentales, que boicotearon las sesiones en protesta.
Kavelashvili se enfrenta a un panorama complejo, donde la reconciliación interna y la política exterior serán claves en su mandato; sin embargo, su nombramiento como presidente marca una etapa significativa para Georgia, un país en busca de un equilibrio entre su orientación hacia Occidente y la relación con su vecino ruso.