La dispraxia también es conocida como el síndrome del “niño torpe”, ya que afecta directamente el control de los movimientos, como las habilidades motoras finas y gruesas, la planificación motora y la coordinación.
Daniel Radcliffe forma parte del 6% de la población que lo padece. Pequeñas tareas como escribir o montar bicicleta se torna en algo complicado por la falta de coordinación que tienen las personas que sufren de dispraxia.
El protagonista de “Harry Potter” aseguró que su niñez fue bastante complicada. “Algunas de las personas más inteligentes que conozco tienen discapacidades de aprendizaje. El hecho de que algunas cosas nos resulten más difíciles solo hará que seas más determinado, que te esfuerces más y que seas más imaginativo para encontrar soluciones a los problemas”, le dijo el actor a una niña de 10 años que sufre de la misma enfermedad.
Según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares, la dispraxia se caracteriza por ser “un deterioro de la capacidad para planificar y realizar tareas sensoriales y motoras. Generalmente, las personas con el trastorno parecen ‘desincronizadas’ con su entorno”.
Usualmente, aparece entre los 3 y los 5 años y se puede evidenciar con movimientos torpes o dificultad al realizar ciertas tareas. A menudo, los niños que la padecen suelen ser propensos a tener rabietas, caerse con frecuencia e incluso presentar aleteo de las manos.
Las actividades más simples o los pequeños movimientos se convierten en todo un reto, ya que la falta de coordinación suele interponerse. Lo que sucede a nivel sensorial es que los mensajes que el cerebro envía a los músculos se interrumpen, así provocando problemas de movimiento.
Algunos de los síntomas son: habilidades sociales deficiente, la falta de equilibrio y coordinación, problemas de visión, problemas emocionales y de comportamiento, dificultad de percepción, dificultad para leer, escribir y hablar y mala memoria a corto plazo.
Varios estudios indican que la persona que lo padece puede tener una inteligencia media e incluso superior a la media, pero suelen tener rasgos de personalidad inmadura.
Aún se desconoce a ciencia cierta las causas de la dispraxia. Sin embargo, se sopecha que se debe a alteraciones que se originan durante neurodesarrollo que no permite la maduración del cerebro en su totalidad. Por otro lado, la enfermedad puede aparecer luego de sufrir un daño o lesión cerebral.
La dispraxia se puede tratar con terapia del habla, ocupacional y de comunicación. Sin embargo a menudo los niños requieren asistir a una escuela de educación especial.
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