Presumir de su vida de lujos es la carta de presentación del Fofo Márquez, hijo de un empresario petrolero que se ha vuelto popular en los antros de Ciudad de México por sus excesos.
El joven de 25 años solo se limita a mostrar botellas de champán costosas, de hecho, tiene una colección de botellas vacías en su recámara que conserva porque tienen un valor sentimental para él, dice, dado que le recuerdan sus inicios en el mundo de las redes sociales.
Entrevistado por el creador de contenido Gusgri, se centró en gritarle al mundo los excesos que comete. Para añadirle “atributos” a este niño rico, se refiere a las mujeres como elementos de cacería al punto que señaló cómo las lleva a la intimidad.
En primera dice que les invierte con la champaña para ponerlas “pedas” y luego se las lleva a su casa y les dice que tiene un mapache y un tigre para que todo luzca muy “casual”.
“Guardo el tigre en mi cuarto Les dijo tengo un tigre arriba el cuarto,wey”, relató en medio de carcajadas.
“La gente me tacha de tonto, pero tonto no soy”, añadió.
“Maravillosa jugada: gastar dinero en la peda, enseñarle un mapache y al final enseñarles un tigre”, “Aquí lo que uno debe aprender es lo que dice Fofo al inicio, no se enamoran de mí, se enamoran del estilo de vida”, ¿Por qué solo dice wey?, “Creo que todos pueden aplicar la del tigre, pero el del edredón que compraste en la feria”, son algunos de los comentarios.
Fofo y el maltrato animal
Como si los excesos del Fofo Márquez con el modo en que despilfarra el dinero de su padre no fueran suficientes, también simboliza el maltrato animal. En su mansión tiene un mapache, una pecera para un tiburón blanco y una cría de jaguar, felino fuertemente amenazado por la pérdida de hábitat y el tráfico de fauna silvestre.
Al mantener animales en cautiverio se pierde la posibilidad de que se reproduzcan y que se cumpla el ciclo natural, sin contar con el estrés al que son sometidos estos animalitos al ser retirados de su manada.
Todo esto para cumplir los caprichos del Fofo Márquez que no está conforme con sus carros de lujo, su cómoda mansión y las absurdas excentricidades de las que vive presumiendo.
La cría de jaguar que mantiene el cautiverio por lo general evidencia señales de estrés dado que Fofo Márquez trata al animalito como su juguete y no como el ser vivo que es.