En 1981, la ciudad de Miami experimentó una transformación radical, abandonando su serena reputación para convertirse en el epicentro de la violencia en el país; en ese año, la capital de Florida registró 621 homicidios, desde desmembramientos en plena calle hasta tiroteos en motocicletas a plena luz del día y apuñalamientos.
Detrás de la ola de violencia se encontraba la colombiana Griselda Blanco y el mundo de la cocaína, una criminal que ha sido eclipsada por sus contemporáneos masculinos como Pablo Escobar o El Chapo; sin embargo, Blanco marcó un pasaje de temor mucho mayor durante la ‘época dorada’ del narcotráfico entre Colombia y Estados Unidos.
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También conocida como “la Jefa”, “la Madrina” o “la Viuda Negra”, Blanco construyó un imperio altamente rentable a partir de la droga que abrió camino para aquellos que le sucedieron; la pobreza la llevó por caminos peligrosos, iniciando su carrera criminal a los 11 años colaborando en el secuestro de un niño que terminó asesinando cuando su familia se negó a pagar el rescate.
Posteriormente, se dedicó a la prostitución y pequeños robos como carterista hasta que conoció a Carlos Trujillo, un aficionado a la falsificación de documentos, quien la llevó a Nueva York cuando ella tenía 21 años. Se casaron y tuvieron tres hijos, pero la unión fue efímera y presuntamente, la colombiana ordenó el asesinato de Trujillo tras el divorcio.
Ya en tierras norteamericanas, conoció a Antonio Bravo, su segundo esposo y la persona que la introdujo al narcotráfico. Está combinación creó un intrincado sistema en el que la cocaína viajaba desde Colombia hasta Estados Unidos a través de espacios secretos en la ropa interior de jóvenes mujeres.
Durante la primera mitad de la década de 1970, se estima que Blanco recaudó hasta 80 millones de dólares al mes, viviendo lujosamente y consolidándose como “la Jefa” del narcotráfico en Miami.
En 1975 la colombiana fue acusada de narcotráfico, pero evadió la justicia regresando a su país natal y cuando logró regresar a Estados Unidos, continuó expandiendo su imperio, reclutando a muchos sujetos como sicarios o distribuidores de drogas.
Debido a batallas por la plaza y la intensa vigilancia de la DEA se vio obligada a trasladarse a California en 1984, pero un año después fue arrestada y llevada a Nueva York para enfrentar los cargos de narcotráfico pendientes desde 1975, recibió la sentencia máxima de 15 años de prisión, aunque su negocio continuó mientras estaba tras las rejas y en 1998 se declaró culpable a cambio de una reducción en su sentencia.
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Finalmente, Griselda Blanco fue liberada y deportada a Colombia en 2004, se retiró completamente de la vida delictiva y ocho años después fue asesinada en Medellín, poniendo fin a la vida de la narcotraficante colombiana que ahora llegará a la pantallas a través de la plataforma de Netflix.
Creada por Doug Miro y Eric Newman, quienes también estuvieron detrás de ‘Narcos’ (2015) y ‘Narcos: México’ (2018), y protagonizada por la también colombiana Sofía Vergara, la miniserie ‘Griselda’ ya está disponible en el catálogo, donde a lo largo de seis episodios se contará la historia de una madre devota y criminal despiadada.