Durante su breve vista a Máxico, se observaron los diferentes rostros del artista español: Antón, Pucho y C.Tangana. El madrileño presentó el documental Esta ambición desmedida en Guadalajara y Ciudad de México este fin de semana.
“La relación con México es muy fuerte, porque fue el primer lugar al que fui a dar un concierto fuera de España. Es un sitio al que hemos venido mucho. Tengo mucha relación con Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. Hay muchas colaboraciones, incluso relaciones artísticas que han durado mucho tiempo y que siguen hasta hoy. Presentar aquí el documental fue fundamental. No se me ocurriría hacer nada sin traerlo a México a estas alturas, la verdad. Y respecto del cine, pues aquí estamos con Little Spain, que es un proyecto que empezó con El Madrileño y que es una ambición creativa que tengo personalmente desde hace mucho tiempo. Siempre he tenido la ambición de no ser un artista encasillado y una de las cosas que he intentado hacer siempre es tratar de meterme en otras disciplina”, explicó durante una charla en corto en Guadalajara.
El documental se proyectó este domingo en la Ciudad de México, “hay mucho de México en el documental y nos hace muchísima ilusión estar aquí”.
El material pone al descubierto los rincones más íntimos del artista, “hay mucha parte de intimidad que probablemente enseño bastante poco en las redes, no soy un artista que enseñe mucho de lo que hago, y aquí tienen ese punto de intimidad para que me vean realmente como en el día a día. Además, en los momentos más bajos o en cosas que normalmente nunca le contaría al público. Creo que es la parte que es la mejor parte del documental, que llegas a un punto de intimidad mío que hubiera sido imposible si no fuera porque lo han hecho mis amigos. Yo no me he sentido como invadido, pero si hay mucha intimidad”.
Pucho, como lo llaman cariñosamente, explicó que es difícil separar sus diferentes figuras, “viéndome en el documental hay muchas cosas que no me hubiera gustado sacar; luego digo, bueno es que eso es lo único que merece la pena, no tener mucha higiene con lo que uno le enseña al público y tratar de censurarme lo menos posible. Me impactó mucho el momento de la sala de edición, construir la película que es un aprendizaje grande. El ver de cerca Pucho y entender ese tipo de proyectos, como en este caso la la gira, que tienen que ser desafiantes y tienen que ser muy grandes para que te para que te inviten a superarte y a hacerlo. Colocarte un desafío que a priori es imposible para buscar las fórmulas de hacerlo, no ser los demás que más soy yo”.
Momentos complicados
C. Tangana, reconoció que lidiar con Antón (su nombre real) y Pucho no es sencillo, eso se muestra durante el documental.
“Me emociona verme llorando y diciendo verdades como puños a gente a la que quiero. Hay muchos momentos complicados en los que estoy tenso, enfadado, pues para mí fue fuerte verlo. Ahora, ya lo tengo como asumido, pero en su momento fue fuerte. Cuando se acabó la gira sentí bastante alivio, porque fue un proceso complicado. Ahora, también lo miro con un poco de nostalgia y pienso que podría haberlo disfrutado más. Pero también, hay parte de estas ambiciones que te meten en líos, de esa frustración y de no estar nunca satisfecho, que también te lleva a hacer un equilibrio”, puntualizó.
“Siempre cuando acabo los proyectos digo: ‘joder, lo debería haber disfrutado más’; luego pienso, igual cuando disfruto mucho las cosas no las acabo sacando o no son no tienen tanto peso. Siento que la gira es una pena que no hayamos estado seis años haciéndola, porque realmente el show era era algo para acabar en Las Vegas. Sí, de hecho siempre nos lo dijeron desde producción. Nos decían esto no es algo itinerante, esto lo tienes que hacer en un sitio, te tienes que quedar en un sitio y que la gente venga. Me dijeron que no se podía hacer, entonces dije pues más itinerante basta. Me gustó mucho este show y me gustó mucho ser capaz de llevar a cabo todo esto con tanta gente”.
Al preguntarle si volvería a embarcarse en este tipo de giras, contestó: “No”.