Adal Ramones sigue desarrollando sus inquietudes en el cine, el teatro y la televisión. El actor de 62 años vive una madurez en lo profesional, y disfruta de su faceta como padre de cuatro hijos: Paola, Diego, Cristóbal y Cayetano.
Durante una visita a Guadalajara, Adal platicó con Publimetro sobre su lado más paternal, y adelantó que tiene mucho que celebrar este Día del Padre que se festeja en México, el domingo 16 de junio.
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¿Qué tipo de papá es Adal Ramones?
— Soy un papá muy estricto sobre todo con Paola, la mayor. Fui y soy muy estricto. Con Diego, menos, muchísimo menos, porque Diego es súper... esto lo va a ver Paola y lo sabe, pero Diego es un muy buen estudiante; batallé más con Paola en primaria y secundaria y la prepa. Ahora, es una excelente alumna de cine allá en Los Ángeles. Pero Diego, yo no recuerdo haberlo regañado en sus 13 años, que es un gran hijo, obedece, hace las cosas ordenado, limpio, estudiante, atleta, todo. Lo voy a dejar un año en Inglaterra y me va a partir el alma. Creo que soy un papá consentidor también, estricto y consentidor.
¿Qué es lo que más disfrutas?
— Los ojos de mis hijos. Mis hijos me ven a los ojos y con ternura, con amor, y me derrito totalmente. Y luego, el más chico, Cayetano, que acaba de cumplir un año, es tan gracioso. Yo sabía que Paola iba a estar en el medio artístico. Acaba de actuar con Adrián Uribe en una película que la estrenan ya en agosto. Pero el último, sí lo veo, que este va a ser... creo que va a ser comediante o actor. Cayetano está loco, está divertidísimo. Pero sí, los ojos de mis hijos me matan.
¿Tienen algún apodo?
— Paola es la Chaparrusca. Diego es Diegui o también Mi campeón, siempre le digo campeón. Cristóbal es El guapo. Cristóbal es mi astronauta interestelar. Y Cayetano es El bola. Karla (esposa), e mi Güera. Ella me dice: Nalga.
¿Cuál es el mayor miedo como papá?
— No podría soportar y espero que Dios jamás me mande una prueba, porque no la superaría. Yo soy un convencido que Dios manda pruebas a quienes sí la pueden superar... Yo no. Así que Dios, no la quiero, no la voy a superar. Dios no me mandes una prueba que tenga que ver con la salud de mis hijos, porque mis hijos mayores saben que en cualquier momento digo yo paso al quirófano, me quitan el corazón, se lo ponen a él y gracias a todos. Siempre quise ser papá, desde los 14 o 15 años. Mi gran sueño era tener seres humanos, nunca quise ni perros ni gatos, quise estar rodeado de seres humanos.
¿Papá o papacito?
— Las dos, me lo he ganado a pulso. Sí, me lo he ganado a pulso y a las pruebas me remito (risas).
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