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Llevarán al cine la dramática vida de Farah Diba, la última emperatriz de Irán exiliada en Cuernavaca

Tras la victoria de la Revolución Islámica en Irán, Henry Kissinger convenció a las autoridades mexicanas de recibir a Mohammad Reza Pahlavi, el sha de Persia, quien se mudó a una residencia de lujo en Cuernavaca.

El sha y su esposa arribaron a México gracias a la intervención del gobierno y empresarios estadounidenses. The Washington Post publicó en su momento que Henry Kissinger había presionado durante meses al gobierno de López Portillo para que le diera la visa de residencia temporal al emperador y su familia.
Farah Diba El sha y su esposa arribaron a México gracias a la intervención del gobierno y empresarios estadounidenses. The Washington Post publicó en su momento que Henry Kissinger había presionado durante meses al gobierno de López Portillo para que le diera la visa de residencia temporal al emperador y su familia. (Monika Fellner/Getty Images)

Imagínense una película histórica llena de exilio, dolor y la intriga que rodea a la figura de una mujer poderosa. Pues prepárense, porque esto se está haciendo realidad. Un grupo de productores de Hollywood están a punto de llevar la trágica historia de Farah Diba, la última emperatriz de Persia, a la pantalla grande.

Concretamente hay dos proyectos cinematográficos ya están en marcha señalan en la publicación Deadline:

  • El primero: Comenzó a filmarse en Washington D.C. y se espera que esté listo a finales de este año o principios del próximo 2025.
  • El segundo: Se trata de un guion de ficción basado en la vida de la viuda del último Sha de Persia.

La propia Farah Diba fue quien reveló estos proyectos al portal Deadline, especializado en la industria de Hollywood. La emperatriz compartió la entrevista en sus redes sociales y que recoge también el portal español Vanitatis.

Farah Diba: “Me interesa que se cuente mi historia”

“Me interesa que se cuente mi historia a través de un documental y un proyecto con guión, pero quiero que vayan más allá. Quiero mostrar qué es Irán y quiénes son los iraníes. Quiero que hablen de mi país, especialmente de su historia y cultura, que son muy importantes para mí”, dice Pahlavi, quien estuvo casada con el difunto Sha Mohamed Reza Pahlavi durante 20 años.

Sin duda, la vida de Farah Diba es una historia llena de altibajos que merece ser contada. Desde su ascenso como reina consorte de Irán hasta su exilio forzoso tras la Revolución Islámica, la emperatriz ha vivido momentos de opulencia, tragedia y controversia.

“Muchos jóvenes y ciudadanos de Estados Unidos no conocen nuestro país, y lo que saben es mayoritariamente negativo, especialmente con todo lo que está pasando allí ahora. Espero que estos proyectos despierten el interés por nuestro país y nuestra civilización en personas de todo el mundo”, añade la emperatriz en conversación con el medio especializado.

Según la información publicada, los dos proyectos explorarán la vida de la última emperatriz de Irán, enfocándose en su resiliencia tras 45 años de exilio y la muerte de su marido y sus dos hijos. Es una mujer que “sigue profundamente dedicada a su deber como soberana y apegada a su patria. Nunca se volvió a casar ni renunció a su identidad iraní. Su matrimonio con el Sha va mucho más allá de la unión entre un hombre y una mujer, o entre un súbdito y su soberano; es la unión de una ciudadana con su patria. Hasta que la muerte los separó.”

El sha y su esposa arribaron a México gracias a la intervención del gobierno y empresarios estadounidenses. The Washington Post publicó en su momento que Henry Kissinger había presionado durante meses al gobierno de López Portillo para que le diera la visa de residencia temporal al emperador y su familia.
Farah Diba El sha y su esposa arribaron a México gracias a la intervención del gobierno y empresarios estadounidenses. The Washington Post publicó en su momento que Henry Kissinger había presionado durante meses al gobierno de López Portillo para que le diera la visa de residencia temporal al emperador y su familia. (Monika Fellner/Getty Images)

Tras la revolución iraní de 1979, la emperatriz Farah acompañó al shah al exilio en Marruecos, Bahamas, México, Estados Unidos, Ecuador, Panamá y Egipto, donde fueron acogidos por el presidente Anwar el-Sadat y donde finalmente murió el shah, el 27 de julio de 1980.

Después de la muerte del Sah, Farah permaneció en Egipto durante casi dos años. Fue regente interina del 27 de julio al 31 de octubre de 1980. El presidente Anwar el-Sadat le dio a ella y a su familia el uso del Palacio Koubbeh en El Cairo. Unos meses después del asesinato del presidente Sadat en octubre de 1981, la familia imperial abandonó Egipto.

Actualmente Farah Diba reside en Connecticut, Estados Unidos para estar más cercana a sus nietas, las princesas Noor, Iman y Farah, hijas de su primogénito. Ocasionalmente reside también en París. Su hija menor, la princesa Leila, que sufría de anorexia y depresión, fue encontrada muerta en su habitación de un hotel de Londres en 2001. El 4 de enero de 2011 también su tercer hijo, Alí Reza, víctima igualmente de frecuentes depresiones, puso fin a su vida en Boston cuando esperaba el nacimiento de su única hija

Estas dos películas prometen ofrecer una mirada profunda a la vida de una mujer extraordinaria que fue testigo de algunos de los eventos más importantes del siglo XX.

Pero aún faltan muchos detalles por cerrar, especialmente del proyecto de ficción, que aún da sus primeros pasos. No tiene aún título ni el nombre de la actriz que interpretará en la gran pantalla a Farah Diba.

El sha y su esposa arribaron a México gracias a la intervención del gobierno y empresarios estadounidenses. The Washington Post publicó en su momento que Henry Kissinger había presionado durante meses al gobierno de López Portillo para que le diera la visa de residencia temporal al emperador y su familia.
Farah Diba El sha y su esposa arribaron a México gracias a la intervención del gobierno y empresarios estadounidenses. The Washington Post publicó en su momento que Henry Kissinger había presionado durante meses al gobierno de López Portillo para que le diera la visa de residencia temporal al emperador y su familia. (Monika Fellner/Getty Images)

“Quiero que la gente vea qué clase de ser humano era. Amaba a su país, a su gente. En comparación con lo que éramos durante su período, cuánto se desarrolló Irán en todos los aspectos; para las mujeres, los jóvenes y los pueblos en lo que llamamos la Revolución Blanca. A pesar de todo lo que le ha sucedido al Sha y a nuestro país, él nunca dijo nada malo contra su pueblo o sus compatriotas”.

—  Frah Diba

La mansión de Farah Diba en Cuernavaca

Aunque no era la primera vez que visitaba el país, pues en 1975 había realizado una gira por el puerto turístico de Acapulco y zonas arqueológicas en el sureste, el Sha de Persia llegó a su exilio en Morelos acompañado de su última esposa, Farah Diba, y su hijo mayor, entonces de 18 años, Reza Ciro Pahlaví. Las tres hijas del matrimonio habían ido a vivir temporalmente a Estados Unidos. Su arribo fue discreto y aunque la prensa internacional había anticipado la llegada del monarca al país, en Cuernavaca podía pasar desapercibido y encontrar tranquilidad a pesar de estar siempre rodeado de un equipo de seguridad de más de 70 personas, que lo cuidaban a distancia prudente y desde distintos ángulos.

El espacio natural para que Reza Pahlaví encontrara su refugio fue en la lujosa avenida Palmira, famosa por sus casas de estilo francés. La del monarca era la más lujosa de todas. Se trataba de una mansión blanca, con piscina y un salón de baile en la parte baja, el que pocas veces se usaba porque la familia no hacía mucha vida social con sus vecinos, pero sí recibía en algunas ocasiones la visita de personalidades extranjeras.

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