Maryfer Centeno, experta en lenguaje corporal, ha dado su opinión sobre la tensa relación entre Ricardo Peralta y Mario Bezares en “La Casa de los Famosos México 2″.
En una reciente observación, Centeno describió cómo la actitud de Peralta hacia Bezares fue notablemente negativa cuando este último regresó a la casa tras su primera nominación. Según Maryfer, la expresión facial y corporal de Peralta mostraban claramente su disgusto y sorpresa.
Tensiones en la casa
Durante el primer posicionamiento del programa, los participantes revelaron sus verdaderos sentimientos hacia sus compañeros, y fue entonces cuando las tensiones salieron a flote.
Ricardo Peralta, conocido por su carácter afable en las redes sociales, mostró una faceta diferente al expresar abiertamente su desagrado por Mario Bezares.
Peralta declaró: “No me río de las cosas que haces, las formas en que pones temas de estrés y eres la persona que no me gustaría que esté en La Casa de los Famosos”.
Análisis del lenguaje corporal
Centeno señaló que, a pesar de la sonrisa que Peralta mantenía, su rigidez y tensión corporal eran evidentes. “Una sonrisa de oreja a oreja, pero congelada, demostrando muchísima tensión no solo en el rostro, sino en todo el cuerpo”, explicó.
Añadió que Ricardo parecía haberse sorprendido y disgustado al ver que Bezares había regresado, lo cual contradecía su estrategia de posicionarse en su contra.
Esta reacción no pasó desapercibida para los espectadores, quienes rápidamente expresaron su desaprobación en las redes sociales.
Lo que inicialmente parecía ser una competencia amistosa ha evolucionado hacia una batalla de personalidades, donde cada acción y reacción es cuidadosamente observada y juzgada tanto por los compañeros de casa como por el público.
Maryfer, además, hizo un llamado a la compasión y tolerancia hacia los participantes del programa, recordando que el encierro y el aislamiento pueden afectar significativamente su comportamiento.
“Cada quien está haciendo lo mejor que puede dentro de la casa”, afirmó. En este ambiente de alta presión, la convivencia se vuelve un desafío aún mayor.