En un reciente mitin de campaña del expresidente Donald Trump, celebrado en el Madison Square Garden, se desató una ola de indignación tras los comentarios del comediante Tony Hinchcliffe, quien se refirió a Puerto Rico como “una isla flotante de basura”.
Estas palabras provocaron una fuerte respuesta de diversas figuras públicas, entre ellas el rapero puertorriqueño Bad Bunny, quien salió en defensa de la vicepresidenta Kamala Harris.
Bad Bunny, cuyo nombre real es Benito Antonio Martínez Ocasio, utilizó su plataforma de Instagram, donde cuenta con más de 45 millones de seguidores, para compartir un videoclip en el que Harris destaca la importancia de los votantes puertorriqueños.
En el video, la vicepresidenta critica la inadecuada respuesta de Trump tras el paso del huracán María en 2017, recordando cómo el entonces presidente lanzó toallas de papel a la multitud durante su visita a la isla, un gesto considerado insensible por muchos.
La reacción de Bad Bunny fue acompañada por el apoyo de otras celebridades puertorriqueñas, como Ricky Martin y Jennifer López.
Martin, en su propia cuenta de Instagram, instó a sus seguidores a votar por Harris, señalando la necesidad de una voz que represente dignamente a la comunidad puertorriqueña. López también compartió el mensaje de Harris, mostrando su respaldo a la vicepresidenta en un momento crucial para la política puertorriqueña.
Consecuencias de comentarios
El comentario de Hinchcliffe no solo generó críticas entre las celebridades, sino que también llevó a miembros del Congreso a expresar su descontento.
La representante Nanette Díaz Barragán, presidenta del Caucus Hispano, enfatizó que la retórica del odio tiene consecuencias reales y que tales comentarios pueden contribuir a un aumento en los crímenes de odio.
La controversia en torno a los comentarios de Hinchcliffe pone de relieve cómo el discurso de odio puede afectar a las comunidades marginadas.
A medida que se acercan las elecciones, tanto demócratas como republicanos buscan captar el voto puertorriqueño en estados clave, como Pensilvania, donde reside una gran población puertorriqueña.
Harris ha estado trabajando en un plan para mejorar las oportunidades económicas en la isla, que incluye la modernización de la infraestructura energética y el impulso a la vivienda asequible.