Este fin de semana, las redes sociales se estremecieron tras el secuestro de Zahie Téllez, jueza del programa MasterChef, y su esposo, Alberto Escobar. La pareja fue interceptada el pasado 23 de noviembre en la autopista México-Cuernavaca, cerca del poblado de Parres, en la alcaldía Tlalpan.
El incidente ocurrió mientras Téllez estaba estacionada en el kilómetro 46 de la vialidad, participando en una entrevista en vivo vía Zoom con Imagen Televisión. Durante la transmisión, un grupo armado los abordó y los privó de su libertad. La conexión se cortó abruptamente, lo que generó alerta entre los integrantes del medio, quienes notificaron a las autoridades de inmediato.
La denuncia activó un operativo coordinado entre la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Morelos (SSPC), la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano. Horas después, el secretario de Seguridad de Morelos, Miguel Ángel Urrutia, confirmó que la pareja fue liberada ilesa en Cuernavaca.
En el marco del operativo para rescatar a Zahie Téllez, jueza de MasterChef, y su esposo, Alberto Escobar, las autoridades detectaron un vehículo sospechoso en la zona limítrofe entre la Ciudad de México y Morelos. Tras interceptarlo, lograron la detención de un presunto implicado, lo que fue clave para localizar y liberar a la pareja.
Actualmente, ambos se encuentran en recuperación tras el violento incidente. Mientras tanto, la Fiscalía de Investigación de Delitos de Alto Impacto (FIDAI) de Morelos lidera las investigaciones para esclarecer los hechos y llevar a los responsables ante la justicia.
Este caso se suma a una lista de incidentes similares que han afectado a figuras públicas en el país, desde secuestros exprés hasta prolongados cautiverios, marcando profundamente la vida de las víctimas.
Famosos que han sido víctima de secuestro
Laura Zapata y Ernestina Sodi
En septiembre de 2002, las hermanas Ernestina Sodi y Laura Zapata fueron secuestradas en la Ciudad de México tras salir del teatro San Rafael, donde Zapata protagonizaba una obra. El cautiverio, que se extendió por 45 días, dejó profundas secuelas emocionales, físicas y familiares.
Ambas mujeres fueron trasladadas a una casa de seguridad, donde los secuestradores intentaron aprovechar el vínculo de Sodi con su hermana, la cantante Thalía, para exigir un rescate de 5 millones de dólares. Aunque la suma se redujo, el monto final no fue revelado. Laura Zapata fue liberada tras 18 días, presuntamente para presionar a la familia, mientras que Ernestina permaneció en cautiverio 16 días más.
Durante el secuestro, Sodi sufrió agresiones físicas, incluido un daño ocular que requirió cirugía, y reveló en su libro Líbranos del mal haber sido obligada a mantener relaciones con uno de sus captores. Por su parte, Zapata relató haber desarrollado síndrome de Estocolmo, lo que la llevó a interactuar de manera amistosa con los secuestradores, incluso cantando o actuando para ellos.
El caso agravó tensiones familiares, especialmente entre las hermanas, con acusaciones cruzadas y un distanciamiento que persiste. Zapata ha negado enérgicamente las insinuaciones de que pudo haber estado involucrada en el secuestro.
Adal Ramones
Otro caso emblemático es el de Adal Ramones, quien en 1998 fue secuestrado a punta de pistola frente a su departamento. En aquel momento, el conductor gozaba de gran popularidad gracias a su programa Otro Rollo. El incidente ocurrió apenas un mes antes de su boda con Gabriela Valencia, sumándose a la lista de artistas afectados por la violencia en México.
El conductor vivió una experiencia aterradora durante el secuestro que lo mantuvo cautivo por una semana. Ramones permaneció encerrado en un clóset, con los ojos vendados y algodones en los oídos, bajo el constante miedo de no volver a ver la luz del día. Los secuestradores exigían un millón de dólares como rescate.
Desde su encierro, Ramones tuvo que designar a un intermediario para las negociaciones. Sin embargo, cuando intentaron contactar a su productor, Memo del Bosque, este inicialmente dudó de la veracidad del secuestro, ya que apenas una semana antes Ramones le había gastado una broma simulando un hecho similar.
Finalmente, Del Bosque asumió la tarea de negociar y logró garantizar la liberación del conductor. Tras su rescate, Ramones expresó su gratitud hacia el productor, quien confesó en una carta haber pasado noches en vela temiendo por su vida.
El secuestro no solo dejó secuelas emocionales en el conductor, sino que, según él mismo ha revelado, afectó profundamente su vida personal, contribuyendo al fracaso de su matrimonio con Gaby Valencia.
Vicente Fernández Jr.
El 20 de mayo de 1998, Vicente Fernández Jr., hijo del legendario cantante Vicente Fernández, fue secuestrado en el rancho familiar Los Tres Potrillos, ubicado en Jalisco, México.
El hecho, que mantuvo al país en vilo, se extendió durante cuatro meses y dejó una huella imborrable en la familia Fernández.
Durante su cautiverio, los secuestradores enviaron un impactante mensaje para presionar al ‘Charro de Huentitán’: un paquete con dos dedos amputados de la mano izquierda de Fernández Jr., el meñique y el anular. Este macabro acto buscaba acelerar el pago del rescate exigido por los delincuentes.
Finalmente, Vicente Fernández accedió a pagar 3.2 millones de dólares para asegurar la liberación de su hijo. La familia recibió la noticia de su libertad a través de una llamada telefónica en la que, de manera simbólica, se aludía a los caballos que tanto valoraban.
La experiencia dejó profundas secuelas emocionales en Fernández Jr., quien más tarde expresó lo traumático de aquel episodio. Años después, rumores insinuaron que su hermano, Gerardo Fernández, responsable de manejar los negocios de la familia, podría haber estado implicado en el incidente. No obstante, estas acusaciones nunca fueron confirmadas oficialmente.
Irán castillo
En 2007, la actriz mexicana Irán Castillo, conocida por su trayectoria en telenovelas, fue víctima de un secuestro exprés, un crimen que, aunque breve en duración, suele tener un profundo impacto psicológico.
Durante tres días, Castillo permaneció en cautiverio, pero según relató posteriormente, sus captores la trataron con respeto y no le causaron daño físico.
En un giro sorprendente, la actriz confesó haber desarrollado una conexión emocional con sus secuestradores, llegando a expresar gratitud hacia ellos por no maltratarla. “Me salvaron la vida, les estoy muy agradecida”, declaró en entrevistas posteriores. Expertos interpretaron esta reacción como un posible caso de síndrome de Estocolmo, en el que las víctimas generan empatía hacia sus captores.
La liberación de Castillo fue posible gracias al apoyo de la cantante Gloria Trevi, quien junto a su esposo ayudó económicamente a la familia de la actriz para cubrir el rescate. “Estoy infinitamente agradecida con ellos; no sabes cómo nos ayudaron”, comentó Castillo al recordar su intervención.
Aunque al principio la actriz evitó presentar denuncias contra los secuestradores, fue a través de terapia psicológica que comenzó a enfrentar las secuelas emocionales del secuestro. A pesar del impacto que este episodio tuvo en su vida, Castillo logró con el tiempo reconstruir tanto su carrera como su bienestar personal.
Carlos miguel
En 2021, el actor Carlos Miguel, recordado por sus icónicos papeles como villano en telenovelas, vivió una pesadilla que marcó su vida para siempre. Al salir de una jornada de grabación, fue interceptado por un grupo de hombres que inicialmente planeaban un secuestro exprés. Sin embargo, la situación escaló violentamente cuando los delincuentes encontraron documentos personales que vinculaban al actor con sus hijas.
Durante su cautiverio, Carlos Miguel fue reconocido por sus captores, quienes lejos de mostrar compasión, lo sometieron a burlas y agresiones brutales. Entre los abusos, utilizaron un bóxer metálico para golpear su rostro, dejándolo con heridas devastadoras: tendones de una mano arrancados, labios deshechos y su dentadura al descubierto. Estas lesiones no solo le arrebataron su apariencia física, sino también su principal herramienta de trabajo como actor.
El impacto del secuestro no se limitó al daño físico. Además de perder dinero y documentos, el incidente truncó su carrera artística. Las graves secuelas faciales y el trauma psicológico le impidieron retomar su lugar en los medios. Intentó sobrellevar la situación abriendo un negocio de venta de tacos, pero incluso en ese esfuerzo recibió burlas en lugar de apoyo.
El actor enfrentó una lucha constante con la depresión, pérdida parcial de memoria y disminución auditiva. Aunque intentó regresar al mundo de la actuación, las puertas se le cerraron.
Hoy, Carlos Miguel lucha por reconstruir su vida lejos de los reflectores, con un negocio que simboliza su esfuerzo por sobrevivir a una experiencia que cambió su destino para siempre.
