A sus 82 años, Paul McCartney sigue siendo una figura icónica en la música mundial. Con giras como Got Back, que no ha visto cancelaciones en casi tres años, demuestra una resistencia admirable.
Durante sus conciertos, de casi tres horas sin pausas, despliega un dinamismo asombroso al cambiar de instrumentos, recorrer el escenario y revivir clásicos de The Beatles, The Quarrymen y Wings. Este nivel de energía no es casualidad, sino el resultado de décadas de dedicación a su bienestar físico y mental.
McCartney adoptó una dieta vegana hace 30 años, motivado por un incidente mientras pescaba. Su transición comenzó con el vegetarianismo, inspirado por su fallecida esposa Linda McCartney, y evolucionó hacia el veganismo.
Esta dieta, que incluye tofu, hamburguesas veganas, frutas, verduras y arroz integral, es preparada por un chef personal que lo acompaña en sus giras.
Alejado de excesos, McCartney consume snacks saludables como chocolate y nueces, y limita su ingesta de alcohol a una copa de vino tinto ocasional, evitando bebidas antes de los conciertos para no olvidar letras.
Rutina de ejercicio físico y yoga ocular
El ejercicio es otro pilar fundamental. McCartney practica running, cardio, pesas y ejercicios abdominales, siempre acompañado de calentamientos y estiramientos.
Destaca también su práctica de yoga ocular, un método ancestral que mejora la concentración y conecta el cuerpo con la mente. Este hábito consiste en observar un objeto fijo sin parpadear hasta lagrimear, combinando movimientos oculares y visualizaciones que refuerzan su equilibrio mental.
Cuidado físico y mental como estilo de vida
Se menciona que, lejos de ser un capricho, su dedicación al bienestar físico y mental refleja un compromiso constante con su salud.
Según sus palabras, McCartney no depende de entrenadores, prefiriendo replicar lo que observa y adaptarlo a su rutina. Esta autodisciplina lo ha llevado a mantener una vitalidad envidiable, permitiéndole llenar estadios y conectar con audiencias alrededor del mundo.