Este jueves 16 de enero de 2025, el cineasta estadounidense David Lynch, reconocido por sus aclamadas obras como Dune y Terciopelo Azul, falleció a los 79 años, dejando un legado imborrable en la industria cinematográfica.
Una de sus obras más emblemáticas, Dune (1984), fue filmada en los icónicos Estudios Churubusco de la Ciudad de México y en las impresionantes Dunas de Samalayuca, en Chihuahua.
El desierto de Samalayuca, ubicado a unos 50 kilómetros al sur de Ciudad Juárez, se caracteriza por su vasto paisaje de dunas de arena blanca y fina, lo que lo convirtió en el escenario perfecto para la adaptación cinematográfica de la novela de Frank Herbert.
Planeta ficticio de Arrakis
Durante la filmación, que tuvo lugar en 1984, se construyeron 70 decorados en las dunas de Samalayuca, los cuales fueron destruidos al concluir el rodaje. A pesar de ser un espacio inhóspito, este desierto se transformó en el planeta ficticio de Arrakis, un lugar central en la trama de Dune, que se convirtió en un hito del cine de ciencia ficción.
La adaptación de Dune de Lynch, desarrollada bajo la producción de Dino De Laurentiis, fue una de las producciones más ambiciosas de su tiempo, llevada a cabo en su totalidad en México.
Esta versión de Dune precedió a la reciente adaptación dirigida por Denis Villeneuve, que se filmó en locaciones de Jordania y Abu Dhabi, ofreciendo un contraste en los paisajes pero manteniendo la esencia de la novela.
David Lynch dejó una huella indeleble en el cine, no solo con Dune, sino con otras producciones que lo consolidaron como un director innovador, reconocido por su estilo único y su enfoque surrealista.
