Chayanne regresó a México con la energía intacta y el carisma que lo ha convertido en un ícono de varias generaciones. El primero de sus cuatro conciertos en el Auditorio Telmex de Guadalajara fue una auténtica fiesta para casi nueve mil personas que vibraron con cada nota, cada paso de baile y, por supuesto, con ese movimiento de caderas que desató una avalancha de gritos y piropos que iban desde el clásico “¡Mucha ropa!” hasta el desenfadado “¡Que se encuere!”.
El público, mayoritariamente femenino y con edades que oscilaban entre los 12 y los 60 años, fue testigo de un Chayanne que, a sus 56 años, demostró que el tiempo solo ha afinado su talento y su carisma. Con un show que repasó sus mayores éxitos, el puertorriqueño no solo cantó, sino que conquistó corazones con su sonrisa inagotable y su inconfundible estilo al bailar.
Era su concierto número 41 de la gira, pero se vivió como si fuera el primero. La noche comenzó con Bailemos otra vez, Salomé y Boom Boom, encendiendo el escenario y preparando el terreno para un setlist de 17 canciones que llevó al público de la euforia bailable a la nostalgia romántica, con pausas bien calculadas para que el artista pudiera conectar, agradecer y, de paso, recuperar el aliento.
El auditorio vibró con temas como El centro de mi corazón, Provócame, Caprichosa, Atado a tu amor y Y tú te vas, que elevaron la temperatura entre luces robóticas, grandes pantallas, ocho bailarines, tres coristas y una banda de seis músicos que lo acompañaron con precisión.
“Mi gente bonita, es un placer enorme estar con todos ustedes aquí en Guadalajara, Jalisco. Muchísimas gracias por esta muestra de cariño, por este calor humano, por abrirnos la puerta de su hermosa ciudad. Saben que todo esto lo hago con amor, con cariño, con entusiasmo para todos ustedes. Así que, como siempre digo: esta noche ustedes mandan... ¡y yo obedezco!”, expresó Chayanne, desatando otra ola de aplausos y gritos.
La segunda parte del concierto fue un viaje por su carrera, con medleys que incluyeron clásicos como Completamente enamorado, Palo bonito, Fiesta en América, Humanos a Marte y Dejaría todo, demostrando que su música sigue tan vigente como el primer día.
Para el cierre, el puertorriqueño se guardó joyas infaltables: Tiempo de vals, Bailando bachata, Un siglo sin ti y Torero, dejando al público con la certeza de haber vivido una noche inolvidable.
En total, más de 30 mil personas disfrutarán del Papá de México durante su paso por Guadalajara, que comenzó el 31 de enero y continuará el 1, 5 y 6 de febrero en el Auditorio Telmex.
El Papá de México y su buen humor sobre el escenario
Chayanne no solo brilló por su voz y su destreza en el baile. Su simpatía y buen humor fueron parte esencial del espectáculo, especialmente cuando se refirió al apodo que el público mexicano le ha otorgado con cariño: el “Papá de México”.
“Tengo muchos hijos aquí esta noche. ¿Cuántas abuelas hay aquí? A todas las abuelas les mando un beso. ¿Cuántas mamás hay aquí? A esas mamás, otro beso. ¿Cuántos papás hay aquí? A esos papás, un abrazo de hermano”, dijo entre risas, jugando con la multitud.
Pero el momento más divertido llegó cuando agregó, en tono cómplice: “¿Cuántos hijos hay aquí?... ¡Los míos también, que estamos dando la mensualidad! En qué compromiso me han puesto… Bueno, vine a cantar y no a hablar”, bromeó, provocando una risa colectiva que llenó el auditorio.
Entre sonrojos y piropos
La euforia del público no se limitó a corear canciones. A lo largo de la noche, se escucharon gritos de todo tipo: “¡Que se encuere!”, “¡Mucha ropa!”, “¡Hazme un hijo!”, exclamaciones que Chayanne recibía con gestos de asombro y sonrisas tímidas. En un momento, al entender finalmente uno de los gritos más atrevidos, solo atinó a decir un sorprendido “Oh”, llevándose la mano al rostro, visiblemente sonrojado.
“Iba a decir algo, pero mejor me voy a quedar callado”, añadió entre risas, mientras la ovación crecía, reflejando la conexión especial que mantiene con su público, capaz de hacerlo reír, sonrojarse y, sobre todo, sentirse en casa.
Chayanne no solo ofreció un concierto; entregó una noche de emociones, recuerdos y música que permanecerá en la memoria de quienes tuvieron el privilegio de verlo en Guadalajara. Porque si algo quedó claro es que, para México, Chayanne siempre será más que un cantante: es parte de la familia.