En entrevista para Publimetro, el músico y compositor compartió cómo comenzó su camino en la música desde la etapa de la preparatoria, cómo fue su andar hasta llegar a ser interpretado por un sin fin de orquestas alrededor del mundo.
“Empecé a tocar la guitarra en el taller del Colegio Madrid, y fue allí donde descubrí que tenía una habilidad natural para la música. Antes de eso, nunca me había sentido particularmente bueno en algo. En los 90, comencé con el metal, después me adentré en el jazz latino, y eventualmente también exploré la música árabe”.
De esta manera, tras finalizar sus estudios en guitarra y composición, Chapela se dio cuenta de que lo que realmente le apasionaba era componer, y no tanto tocar.
Un camino que inició con el metal
El compositor capitalino platicó que desde niño escuchaba música clásica gracias a su padre, quien lo llevaba a conciertos de la OFUNAM. “La orquesta me fascinaba, y siempre me atrajo la figura del director y los rituales que acompañan a las interpretaciones. Cuando comencé a estudiar composición encontré autores que mezclaban la energía del metal con la riqueza de la música clásica, como Stravinsky, Revueltas y Bartók.
De acuerdo con Chapela, la música orquestal le ofreció una paleta más amplia de timbres, contrastes y emociones que el metal, lo que le permitió encontrar una vía para lo que él buscaba. “Al ser compositor en música clásica, encontré una trayectoria institucional que no existe en otros géneros, como el metal, donde los músicos componen su propia música y no hay espacio para compositores externos”.
El primer encargo orquestal llegó en 2003 con la Orquesta Carlos Chávez, gracias a una beca de Jóvenes Creadores, donde Enrico Chapela tuvo la oportunidad de ser recomendado por Gabriela Ortiz para un encargo específico para dicha orquesta. “Ha sido un proceso gradual que requiere mucha perseverancia. Es un camino largo, casi como un ultramaratón donde lo importante es la constancia, no el avance rápido”.
Chinampa y trajinera
Esta es la primera vez que una pieza de la obra de Chapela se va a interpretar en dos fechas tan cercanas. La Orquesta Filarmónica de la CDMX la tocará el 15 y 16 de febrero, y luego, la Orquesta Filarmónica de la UNAM, lo hará el 1 y 2 de marzo de 2025.
Esta pieza fue un encargo de la Orquesta de Mannheim en Alemania, que le pidió algo con un toque mexicano. “Quise hacer algo que reflejara el folklore de la Ciudad de México, pero no encontré un estilo específico de la capital. Así que decidí inspirarme en la diversidad cultural que se puede escuchar en lugares como Xochimilco, donde en un paseo en trajinera, puedes escuchar una mezcla de música de diferentes regiones de México”.
Es así que “Chinampa y trajinera” refleja esta mezcla a través de la figura de las chinampas, que son estas islas artificiales utilizadas en la agricultura desde tiempos prehispánicos. El concepto está basado en un recorrido imaginario por Xochimilco, con sus chinampas representadas por temas musicales que van variando a medida que el oyente se acerca a cada una de ellas. Además, se introducen diferentes elementos del folklore mexicano, como marimbas, arpas y mariachis.
Finalmente, Enrico Chapela adelantó que para 2026 participará en una colaboración entre varias orquestas de Estados Unidos, que incluirá una obra conjunta para cello, en la que representará a la comunidad latina. De igual forma, ha sido invitado a componer para las jornadas culturales del Mundial de Fútbol 2026 que se llevará a cabo en México, Estados Unidos y Canadá.