La prohibición de los narcocorridos y corridos tumbados en eventos públicos ha generado un intenso debate en todo el país, evidenciando una profunda división en la opinión pública.
Un reciente análisis de la conversación digital, realizado por DINAMIC, reveló una marcada polarización entre los internautas del país: mientras un 29.4% rechaza la medida por considerarla inútil, un 27.8% la respalda, argumentando que contribuye a frenar la violencia y proteger a la juventud. La diferencia, de solo 1.6%, refleja la tensión cultural que rodea este género musical.
El estudio, llevado a cabo entre el 12 y el 16 de abril de 2025, analizó 117 mil comentarios públicos en plataformas como Facebook, X, Instagram, YouTube y LinkedIn.
Según Augusto del Río, CEO de DINAMIC, el análisis se enmarca en la antropología digital, un enfoque cualitativo que busca comprender el comportamiento humano en el entorno digital, “Nuestro sistema, al que llamamos también antropología digital, adopta un enfoque más profundo, centrado en comprender las motivaciones y comportamientos de los usuarios, por lo que en este caso se muestra una polarización del tema”, explicó del Río.
El análisis se apoyó en un sistema de escucha computacional propio que clasifica conversaciones en tiempo real, ofreciendo una radiografía precisa del sentir ciudadano.
Entre quienes rechazan la prohibición, los argumentos reflejan frustración y desconfianza hacia las autoridades. Un 30% de los comentarios muestra rechazo a la autoridad con frases como “atiendan la violencia”, “combatan el problema” y “mejor resuelvan la inseguridad”.
Otro 20% señala una doble moral con expresiones como “ignoran el verdadero problema” y “estigmatizan”, mientras que un porcentaje igual cuestiona la hipocresía gubernamental con frases como “en vez de combatir el narco” y “lo fácil es prohibir música”. Estas posturas sugieren que, para muchos, la medida es superficial y no aborda las raíces de la violencia en el país.
Por otro lado, quienes apoyan la prohibición ven en ella una herramienta para mitigar problemas sociales. Un 20% de los comentarios expresa respaldo con palabras clave como “apoyo”, “excelente” y “a favor”. Un 16% pide regular la música que incite a la violencia, utilizando frases como “incitan violencia” y “asco de música”, mientras que un 15% aboga por un entorno más pacífico con expresiones como “vivir en paz”, “que se prohíba” y “No narcocorridos”. Para este grupo, los corridos tumbados glorifican el crimen y tienen un impacto negativo en la juventud.

El debate cobró relevancia tras los incidentes recientes en eventos musicales. Hace unos días, un grupo de asistentes al Palenque de Texcoco abucheó y lanzó objetos al escenario del cantante Luis R. Conriquez después de que este anunciara que no interpretaría corridos, cumpliendo con las restricciones locales.
Asimismo, Grupo Firme también se negó a cantar corridos en el Palenque de la Feria de San Marcos en Aguascalientes, donde rigen prohibiciones similares. Estos eventos han intensificado las posturas encontradas, evidenciando la complejidad del tema.
Mientras algunos ven en los narcocorridos una expresión cultural que refleja la realidad del país, otros los consideran una apología del crimen que perpetúa la violencia. “El estudio se enmarca dentro de la antropología digital, sin encuestas ni sesgo de deseabilidad social”, destacó del Río, subrayando la importancia de entender las motivaciones detrás de estas posturas.

A medida que más estados, como Nayarit, Michoacán y Aguascalientes, implementan prohibiciones, el debate promete seguir creciendo. La música, una vez más, se convierte en un espejo de las contradicciones de la sociedad mexicana, donde la cultura y la seguridad chocan en un diálogo que aún no encuentra consenso.