En el corazón de Apaseo el Alto, Guanajuato, un grupo de alumnos y padres de la Escuela Cuauhtémoc está cosechando más que vegetales: están recogiendo los frutos de la colaboración, el aprendizaje práctico y el amor por la tierra. Este esfuerzo comunitario fue reconocido a nivel nacional al obtener el primer lugar en el concurso “Cultivando mi Futuro”, una iniciativa que impulsa la creación de huertos urbanos en centros educativos.
Lo que comenzó como un proyecto para mejorar los espacios escolares se convirtió en un motor de cambio. El huerto, creado con técnicas accesibles y amigables con el medio ambiente, no solo produce alimentos orgánicos, sino que también fomenta valores como el trabajo en equipo, la responsabilidad y la sostenibilidad.
“Fue emocionante ver cómo el huerto unió a toda la comunidad; aprendimos mucho más que a sembrar,” comentó una madre de familia participante.
Una victoria que trasciende el premio
El concurso, promovido por el DIF Estatal, buscaba inspirar a las escuelas a desarrollar espacios que beneficiaran tanto al entorno como a las familias. La propuesta de la Escuela Cuauhtémoc destacó entre más de 50 participantes gracias a su enfoque integral: el proyecto incluye la reutilización de residuos, la conservación de agua y talleres educativos abiertos a la comunidad.
El éxito no solo se mide en los kilos de jitomates o lechugas recolectados, sino en el impacto que este huerto ha tenido en la percepción de los estudiantes sobre la alimentación y el cuidado del planeta. Además, los vecinos han comenzado a replicar la idea en sus propios hogares, creando un efecto multiplicador que promete transformar la localidad.
La victoria en el concurso incluye un apoyo económico y asesorías técnicas para ampliar el proyecto. A nivel nacional, los huertos urbanos están ganando terreno como una solución frente a los desafíos de la inseguridad alimentaria, el desperdicio de alimentos y la desconexión con la naturaleza.