En menos de cuatro años los puntos de inundación detectados en la Zona Metropolitana de Guadalajara, pasaron de 321 a 500, reconocen especialistas de la Universidad de Guadalajara (UdeG). El crecimiento de la mancha urbana y la construcción desmedida en zonas altas de la urbe, acrecentan el impacto de los anegamientos.
Especialistas de la casa de estudios apoyaron en la creación del Atlas de Riesgo donde se encontraron nuevos focos rojos en los nueve municipios metropolitanos. Esta información es relevante porque se espera que a mediados de junio se regularice el temporal.
Esto lo dio a conocer el profesor investigador del Departamento de Geografía y Ordenación Territorial, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), Luis Valdivia Ornelas, creador del Atlas de Riesgo por Inundaciones: “A partir de los 500 puntos de inundación, que hemos documentado exhaustivamente, hemos definido que hay 54 áreas prioritarias donde la incidencia de las inundaciones es alta, donde se presenta al menos una vez al año y donde se alcanza entre 1.5 y un metro (de profundidad)”.
A decir del experto, el comportamiento de las tormentas es predecible: un temporal relativamente normal en la ciudad es de 930 milímetros de precipitación y esto hace que por lo menos puedan darse 70 inundaciones importantes.
Según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) el próximo temporal prevé entre ocho y 10 tormentas tropicales; entre cuatro y cinco huracanes de categoría 1 y 2; así como entre dos y cuatro huracanes de categoría 3, 4 y 5. Todos ellos impactan en lluvias a la ciudad.
Las zonas de mayor riesgo en la ciudad
Guadalajara: Pasos a desnivel y las avenidas López Mateos, México, Calzada Independencia, San Ramón. También zonas bajas como Expo Guadalajara, Plaza del Sol y la cuenca de Osorio (Parque de la Solidaridad).
Tonalá: Las Rusias, San Miguel La Punta.
Zapopan: Plaza Patria (que es como un tapón, con obras hidráulicas insuficientes), el Arroyo Blanco en Tesistán, la carretera a Colotlán, el camino antiguo a Tesistán, los cruces de las avenidas Clouthier y Patria.
Tlajomulco: los canales que vienen de Santa Anita, el canal de Las Pintas, La Colorada, Chulavista, Unión del Cuatro, avenida Adolph Horn.
Tlaquepaque: Zona de Las Pintas, cuenca del Arroyo Seco, Miravalle, zonas bajas en la cuenca del Ahogado.
A decir del doctor Ornelas, en la ciudad no se necesitan lluvias tan fuertes para que se genere una inundación, pues basta con una lluvia de 15 milímetros durante una hora para que que se den las inundaciones. Las construcciones en zonas altas y la pavimentación desmedida convierten las calles en carreteras para las escurrentías de aguas.
El crecimiento urbano transforma los cauces, pueden desaparecer, se segmentan o pierden su capacidad de conducción debido a invasiones o cambios en la geometría.
Un ejemplo de dicha situación es lo que ocurre en la zona de la avenida Juan Palomar y Arias, en Zapopan, donde dicha vialidad cortó de tajo los escurrimientos provenientes del Bajío y San Juan de Ocotán, que dan origen al Río Atemajac. Otro factor es que el drenaje está por demás rebasado, pues data de entre 40 y 50 años.
“Esto ha hecho que en dos décadas el fenómeno de inundación se dispare de manera muy severa, tanto en recurrencia, como la altura de la lámina de agua y la velocidad. Eso provoca que no sólo haya más superficie inundable, sino que sean cada vez más peligrosas”.
Cada vez más inundaciones
En la realización del Atlas de Riesgo de Inundaciones se considera una base de datos que registra alrededor de cinco mil incidentes de inundación desde hace 100 años. Recientemente, dicho proyecto fue actualizado hasta 2021.
“De la totalidad de registros, 80% se concentra entre los años 2001 y 2021, eso significa que el crecimiento urbano sigue provocando las inundaciones. Es decir, que todas las políticas que ha hecho la autoridad no han servido de mucho, pues no han entendido que el problema es más que hacer un canal o conectar colectores”, explicó.
Apuntó a un estudio hecho por el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), que advierte que en 25 años se consideran precipitaciones de 150 milímetros, “estaríamos en una situación de alto riesgo (considerando que una lluvia de 42 milímetros inunda a la ciudad). La intensidad de las tormentas se va a incrementar y eso se debe considerar ante las nuevas políticas de crecimiento urbano”, alertó Valdivia Ornelas.