El ayuntamiento de Guadalajara se vio obligado a lanzar un operativo emergente para hacer frente a la crisis de basura que afecta al municipio desde hace dos semanas y que provoca que en varias colonias, sobre todo en el centro y oriente, el camión recolector no haya pasado en los últimos 10 días.
En varias vialidades se acumularon montañas de desechos.
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El alcalde tapatío, Pablo Lemus, acusó que de nuevo la empresa Caabsa Eagle incumplió con la prestación del servicio de recolección domiciliaria y por ello se desplegaron acciones emergentes para la limpieza.
Explicó que se dispusieron alrededor de 50 camiones de Servicios Públicos Municipales para efectuar estas labores de aseo público. En otras palabras, unidades que se destinan para otros servicios de limpieza fueron redirigidos para la recolección domiciliaria. Inició en Santa Tere y se extenderá a otras zonas de la ciudad.
Además, se contrató un sistema de góndolas privadas para que los camiones hagan la transferencia de basura en la planta La Nogalera hasta el relleno sanitario de Picachos y puedan volver a sus rutas a la brevedad.
“Se estima que, a través de estos esfuerzos, el lunes se normalice el servicio en la ciudad. (…) Por lo que estamos pasando, hoy la ciudad tiene alrededor de dos mil 500 toneladas acumuladas por el pésimo servicio de Caabsa”, mencionó el edil para exponer la magnitud de la contingencia.
El origen de la crisis
Autoridades explicaron que el origen de esta crisis se originó porque en diciembre, ante la gran cantidad de basura que se genera en la ciudad por las fiestas navideñas, se permitió a la empresa Caabsa que no sólo las góndolas (tráilers), sino los propios camiones recolectores, llevaran directamente la basura al relleno sanitario de Picachos, en el norte de la ciudad, sin pasar por la central de transferencia de La Nogalera, en avenida 18 de Marzo y Lázaro Cárdenas.
Sin embargo, este mes Picachos regresó a su operación original y sólo permite el acceso a las góndolas. La empresa no tiene suficientes góndolas, pues por sus problemas financieros, sólo operan 35 de las 65 góndolas que se requieren.
Esto implica que sean más los camiones que acuden a la central de transferencia a dejar basura que aquellos que la sacan para trasladarla al sitio de disposición final. Mientras los camiones recolectores no puedan descargar se hace un cuello de botella en la central de transferencia.
A eso se suma un segundo problema: el cierre de Matatlán, pues esta central de transferencia en Tonalá ayudaba a desfogar los desechos que se originaban en el oriente de la ciudad.
