El reciente asesinato del periodista Mauricio Solís Cruz en Uruapan ha desatado una ola de reacciones y tensiones políticas en Michoacán. Por un lado, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla implementó un operativo coordinado con las fuerzas de seguridad estatales y federales para identificar y capturar a los responsables del crimen.
El operativo se inició en la madrugada del día siguiente al asesinato, resaltando la falta de reacción de la policía municipal de Uruapan. Esta inacción ha generado críticas hacia el alcalde Carlos Alberto Manzo Rodríguez, quien se ha mostrado reticente a colaborar con el estado y la federación en temas de seguridad. Durante una reciente entrevista, Manzo intentó deslindarse de cualquier responsabilidad, asegurando que su conciencia está tranquila y acusando a sus detractores de intentar desestabilizar su administración mediante “golpeteo político”.
Asimismo, ha minimizado la situación, alegando que la violencia es un fenómeno que trasciende su administración y que todos los ciudadanos están expuestos a ella. No obstante, sus comentarios sobre los periodistas, a quienes ha calificado de “chayoteros” y “corruptos”, han sido objeto de severas críticas.
Pese a su insistencia en que no hay odio en su discurso, muchos observadores argumentan que sus palabras pueden haber contribuido a un clima de hostilidad hacia quienes desempeñan la labor periodística en la región.
¿Qué le ocurrió al periodista Mauricio Solís?
El asesinato del comunicador ocurrió justo después de que el alcalde le otorgó una entrevista. Este hecho ha acentuado la controversia en torno a la reacción de la policía municipal y del propio alcalde, quien, en una primera respuesta tardía, argumentó que las circunstancias fueron demasiado rápidas para actuar.
Manzo indicó que se encontraba a unos pocos metros de la escena cuando escuchó los disparos, pero su decisión fue resguardarse junto con sus escoltas.
Tan sólo dos minutos después de terminar la entrevista, fue asesinado a tiros por sujetos armados, lo que ha llevado al gremio periodístico a exigir justicia y a responsabilizar a las autoridades locales por el clima de violencia que enfrenta la prensa.
Finalmente, colegas de Solís lamentan que las palabras del alcalde hayan podido alimentar un ambiente hostil hacia los comunicadores y haber tenido un impacto directo en el ataque que cobró la vida del periodista.